Una Revista Trimestral de Lengua y Literatura Hispanofilipina

Tomo II No. 2 Otoño 1998

ISSN 1496-4538

Director: Edmundo Farolán



En este número:

Antonio Fernández Pasión: Conferencia Hispánica en Ottawa

Antonio Fernández Pasión: Un Tributo a Enrique Fernández-Lumba

Edmundo Farolán: Academia Mexicana


EDITORIAL: Cartas de nuestros lectores

Hemos recibido, en las últimas semanas, varias cartas de nuestros lectores que nos escribieron desde España, Latinoamerica, EE.UU. y aquí en Canadá, dando sus opiniones sobre la literatura hispanofilipina, y el interés y pasión de conocer, en estas humildes páginas del internet, la literatura filipina en español. Apreciamos mucho sus cartas.He aquí algunas de estas cartas electrónicas:


Subj: felicitaciones

Date: 9/9/1998 9:09:22 PM EST

From: [email protected] (JUAN ANTUNISH)

To: [email protected]

no desmayen hermanos filipinos en su esfuerzo por mantener la cultura hispana, el idioma de los dioses a flote

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Mi nombre es Jose Lagman y soy Filipino, de la Ciudad Angeles en la provincia de Pampanga. Ahoraestoy viviendo aqui en Toronto. Estaba surfeando en el internet cuando me tropece con tu sitio. Es el primer sitio que he encontrado que se dedica a  la literatura hispano-filipina.

Creo que los filipinos de nuestra generacion van a apreciar tus efuerzos en particular durante estos tiempos cuando la influencia de la cultura inglesa o "Hollywood" en Filipinas es muy evidente.

!Saludos!

Pepe (Jose Romelo Lagman Velasquez)

[email protected]

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Subj: ¿castellano o español?

Date: 10/21/1998 3:59:20 AM EST

From: [email protected] (Angel Fernández)

To: [email protected]

Tengo una consulta que me atrevo a preguntar despues de haber leido vuestra pagina: Felicidades. ¿Cual sería el idioma que se hablaba en Filipinas el siglo pasado, aparte del Tagalo por supuesto? Estoy escribiendo un trabajo con y para mis estudiantes, sobre la lengua en la cual escribo este mensaje. Necesito argumentos y referencias bibliograficas que convaliden mi hipótesis. Por motivos sentimentales, yo prefiero llamar a esta lengua "castellano". Pero me gustaría saber que opinas al respecto y porqué. He indagado en Internet, pero de momento no he encontrado nada. ¿Te importaía echarme una mano? Datos historicos y dentro de los hispanoparlantes, insinuan que castellano parece ser mas adecuado, pero cuando cruzas las fronteras quizas español sería el termino mas adecuado. Bueno, así es como lo vengo usando desde hace casi 40 años (espero que esta cifra no te traiga malos recuerdos, nada mas lejos de mi intencion)

Un cordial saludo, quedo a la espero de tus noticias.

Angel Fernández, California State University, Fresno

(En mi opinión, prefiero usar "español" también, igual que tú, porque, como dices, cuando ya sales de las fronteras de Castilla, el término "español"es más adecuado.  Lo mismo pasa en Filipinas.  Usamos tagalo como nuestra lengua nacional, pero también decimos Filipino o Pilipino para describir la lengua nacional.  Tagalo es la lengua hablada alrededor de Manila, en la región tagala.  Igualmente, el castellano, por ser la lengua hablada en Madrid, se hizo la lengua oficial de España.  ¡Política, hombre, todo política, cómo ya sabemos, un hecho indudable que transcurre en toda historia humana! A ver lo que te contesta mi socio y amigo, Antonio Fernández.)

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From: [email protected]

To: [email protected]

Estimados señores:

Les escribo desde España. Me llamo Francisco Abellán,tengo 28 años y soy castellano.

Vengo leyendo la Revista Filipina y la Página Teatral desde hace tiempo.En principio les dire que mi interes en Filipinas es igual al que tengo por cualquier otra nación hispana considerandoles otra país hermano mas.

Me interesan varias facetas de Filipinas.Por un lado soy practicante de artes marciales filipinas(escrima), por otro me ha llamado mucho la atención el dialecto chabacano.Me gustaria saber mas de él,quizas ustedes podrian tocar otra vez el tema en su revista, podrian ir incluyendo un pequeño curso en cada numero.

También me interesaria saber si existe alguna revista en este dialecto y en general si pudieran ampliar la información sobre la prensa en castellano en Filipinas.

En fin, creo que esto es todo por ahora, en espera del número de Verano del 98 se despide de ustedes atentamente:

F.A.M

(Pues sí, claro, en InterPinoy: June 1998 tendrás allí unas direcciones sobre los redzines y contactos sobre el Chabacano, y podrás escribir al director de El Debate Electrónico, Sr. EmilioDominguez <[email protected]> para noticias en español sobre Filipinas. Su carta sigue aquí.--EF)

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Subj: Saludando_el_nuevo_número_de_su_Revista.

Date: 9/9/1998 12:50:37 PM EST

From: [email protected] (Emilio Dominguez)

To: [email protected]

Estimado Sr. Farolan:

Nuevamente me pongo en contacto con Vd. desde España, tras leer el nuevo número de la Revista Filipina.  Tras leer los número anteriores, hice una incursión en el Grupo de Noticias "Soc-culture filipino" para pulsar la opinión de los filipinos sobre el idioma español. La opinión de sus compatriotas ha sido decepcionante. He recibido correo de diversos filipinos, contestándome en inglés, maldiciendo nuestra lengua, y congratulándose de su pérdidas en aquellas hermosas Islas. Sin embargo, también he recibido alguna correspondencia en idioma español, de algunos de sus compatriotas, entre ellos, del profesor Jack Schnabel, que enseña Business Finance en la School of Business and Economics, Wilfrid Laurier University, en Waterloo, Ontario, Canada.

Este profesor, que escribe perfectamente castellano, ha intentado explicarme el proceso de descomposición de la lengua española, durante las décadas de los años cincuenta y sesenta en Manila.

Sin embargo, me llama la atención el hecho de que, todavía determinadas familias de rancio abolengo en las Islas, continúen conservando el idioma, y se refería entre otras, a las familias Soriano y Zobel de Ayala, antiguos propietarios de la cervecera San Miguel.

Como le dije, le tengo un especial cariño a todo lo referente a Filipinas, y suelo leer diariamente, las ediciones electrónicas del "Manila Times" y del "Manila Bulletin", por lo que estoy al tanto de los últimos acontecimientos que se producen en Filipinas.

Me causa tristeza, el hecho de que con frecuencia, se achaquen algunos males de Filipinas, a la herencia hispánica de aquellas islas. Incluso se ha llegado a escribir en el Bulletin, que el asunto "Filipineza", que ha llenado cientos de páginas este Verano en Filipinas, sea debido a que todavía se utiliza en el lenguaje corriente de los filipinos los géneros españoles, para distinguir al varón de la mujer.

Nuevamente le felicito por la labor que realiza, y espero con ansiedad el número correspondiente al Otoño.

Reciba un fuerte abrazo de

Emilio Dominguez.


Congreso Internacional en Ottawa sobre la historia de España a fines del siglo XlX

Por Antonio Fernandez Pasión

El pasado 8 al 11 de octubre tuvo lugar en la capital canadiense de Ottawa un Congreso Internacional " España Fin de Siglo 1898." con temas a tratar sobre la emancipacion de los paises hispanoamericanos y de Filipinas a fines del siglo XlX, y su impacto en la historia misma de España, de América Latina, los Estados Unidos, Canada y el resto del mundo.

El Congreso que acaba de celebrarse bajo los auspicios de la Embajada de España en Ottawa con el apoyo de la Universidad de Ottawa y la de Carleton, ha sido indudablmente un éxito por el número de expertos que participaron en las jornadas llevadas a cabo con enthusiasmo donde cada cual llevó a la reunión sus ponencias sobre temas a tratar que despertaron un vivo cambio de puntos de vista y observaciones entre los participantes.

Participaron en las fructíferas ponencias, una nutrida representacion de especialistas e investigadores, asi como otros asistentes versados en materias de historia, y otros temas, entre ellos, periodistas, historiadores, dramaturgos, novelistas, ensayistas, filosófos y críticos sociales, venidas, como decimos, de España, America latina, Filipinas y los Estados Unidos.

Los participantes fueron recibidos coridalmente en la cancellería española donde se celebró el acto de apertura del congreso el 8 de octubre, presidido por el Excmo. Embajador de España, D. Fernando M. Valenzuela.

En el acto estaban también presentes los miembros del Comité Organizador, integrado por los ilustrísimos señores Sr. Luis F. de Segovia, Ministro Consejero, (Embajada de España), Ilmo. Sr. Enrique Viguera, (Consejero, Embajada de España), D. Jose Felix Barrio, Agregado de Educación (Embajada de España) Dr. Jóse Ruano de la Haza, (Universidad de Ottawa), Dr. Francisco Hernández, (Universidad de Carleton) y Dr. Peter Roster (Universidad de Carleton).

También ayudaron durante las jornadas, Nancy Chicoine-Desnoyers, Administradora adjunta del Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas de la Universidad de Ottawa y Rocío Canales, Secretaria de Asuntos Culturales en la Cancillería de la Embajada de España en Ottawa.

Después de la bienvenida y apertura del Congreso, el jueves, 8 de octubre, comenzó de lleno el trabajo y las interesantes y fructíferas ponencias a cargo de expertos en asuntos históricos y otros temas, como éstas:

* "Consecuencias de 1898: un acercamiento al discurso cubano en la   primera gran crisis de la república de Cuba (1906)", a cargo de   Irene Fonte Zarabozo, de la Universidad Metropolitana de México.

* "Salamanca 1898: Unamuno en la hoguera" a cargo de Mario J. Valdés de la Universidad de Toronto, Canada.

* "Galdós, el 98 y sus artículos en la prensa de Buenos Aires", por   Peter Bly del Queen's University, Canada.

* "Baroja y el 98", a cargo de Santiago Fernández Mosquera, de la   Universidad de Santiago de Campostela, España.

* "El enigma del Maine" a cargo de Agustín Remesal de Televisión Española, de Nueva York.

* "El cambio de perspectivas del liderato filipino al terminar la revolución." a cargo de Jóse Arcilla, S.J. de la Universidad de Ateneo de Manila.

Han sido también interesantes las demás ponencias presentadas durante el desarrollo del Congreso, de las que se han sacado interesantes conclusiones todos los participantes.

Sin embargo, debo mencionar la ponencia muy notable del fecundo escritor y catedratico, Jóse Arcilla, S. J. de la Universidad de Ateneo de Manila durante la reunión del domingo, 11 de octubre, en la Cancilleiría de la Embajada de España. El Padre Arcilla expuso las características que definieron las relaciones entre los españoles y los filipinos, después del colapso del régimen español. Hizo una evaluación general de estas relaciones, manteniendo que no todos los filipinos odiaron a los españoles, ni tampoco todos los españoles fueron el objeto del odio filipino, al triunfar la revolución.

En los inquietos tiempos durante la revolución filipina que comenzó en 1896, tampoco estaban implicados todos los ciudadanos filipinos, según el Padre Arcilla. Por ejemplo, los de la alta sociedad bicolana en la provincia de Albay (Bicol) se pronunciaron en contra de la revolución condenando inicialmente la labor de los Revolucionarios Tagalos, acusándoles de causar la ruina económica del país, e indicando al mismo tiempo, que estaban preparados a luchar contra los Tagalos. Esta fue la reacción filipina al comienzo de la Revolución; ésta fue la percepción  por parte de estos dos pueblos y culturas de nuestro país. El Padre Arcilla llega, pues,a la conclusión de que  los españoles y filipinos nunca se odiaron a pesar de la guerra de emancipación filipina.

El Padre Arcilla enseña Historia en la Universidad Ateneo de Manila. Por fortuna, tenemos una persona como él que muy bien puede despertar el ánimo de los hispanistas filipinos y de cuantos desean conservar y promover el castellano en Filipinas.

Para relajar un poco a los participantes, los miembros del Comité Organizador tuvieron a bien de preparar una visita turística de la capital canadiense para los asistentes del congreso. Pues, así lo hicieron, paseando de noche y de día, para ver los lugares de arte, historia y cultura de Ottawa y sus afueras.

El acto de clausura del congreso se celebró el domingo, 11 de octubre, en la Cancillería de la Embajada de España donde tomaron parte todos los asistentes y el Embajador de España, quien agradeció la presencia y la participación y el interés demonstrado por todos los que acudieron al congreso.

Y, para terminar, sólo debo añadir que al día siguiente, 12 de octubre, era algo especial: la celebración del Día de la Hispanidad, o Día de la Virgen del Pilar, que cada año se celebra en el mundo hispánico para demonstrar ese espíritu de hermandad, de unión entre los pueblos de habla española, y también de Portugal y Filipinas.


Don Enrique Fernandez Lumba: Un Tributo

Por Antonio Fernandez

Don Enrique Fernandez Lumba, laureado escritor y periodista por muchos años, abogado y redactor jefe de varios diarios en castellano, siempre nos hizo notar de su devocíon a la lengua española que la madre patria, España, dió a Filipinas.

Durante toda su vida dió su labor eficaz y brillante para que ese amor al idioma español y ese ideal y estilo de vida cultural que llamamos Hispanidad se conserve y no se extinga en las islas filipinas.

Por eso nos llena el corazon de admiración hacia Don Enrique Fernandez Lumba que como hombre de pluma tenía un gran espíritu inquieto y luchador que siempre dejaba oir su palabra en publicaciones tales como "Excelsior", y otras revistas y periodicos que se publicaban antes y despues de la Segunda Guerra Mundial.

Hombre modesto y religioso, -además de haber sido hombre de letras, y miembro por muchos años de la Academia Filipina, era él tambien catedrático de la Universidad de Santo Tomás, además de haber trabajado en la legislatura, como jefe de la Division del Diario de Sesiones del Senado.

Natural de Intramuros, Manila, Don Enrique nació el 10 de abril de1899. Cursó sus estudios en San Juan de Letrán y la Universidad de Santo Tomás. Ha sido director de "El Comercio" y "La Defensa" y después de la guerra, corrector de estilo y editorialista de "El Debate", y editorialista sagaz de "La Voz de Manila". Era él tambien redactor y editorialista de "Semana" y de "La Opinión" y luego de la "Unión" y más tarde, como ya dijimos, miembro de la redaccíon de "El Debate".

Don Enrique fue premiado en varios certámenes de poesía y prosa. En 1954 recibió el premio Zobel. Era profesor de español en la Universidad de Santo Tomás y más tarde decano de la Facultad de Español de dicha universidad.

Era jóven en 1960 cuando le conocí bien a Don Enrique siendo yo miembro de la redaccón de El Debate, y él, corrector de estilo de este periódico. Los jóvenes aprendimos mucho de él; pues yo siempre le pedía su ayuda para corregir mis fallos.Y le conocí cuando Don Enrique ya era un hombre conocido y en la cumbre de su prestigio como periodista y secretario ejecutivo de la Academia Filipina.

Eran tambien conocidas su competencia como catedrático y abogado. Pero lo que más me llamó la atención, aparte de sus dotes profesionales y de su talento, fue su gran espíritu humanitario, y su jovialidad que era cosa natural de su carácter. Fuí testigo tambíen de su bondadoso espíritu hacia sus semejantes.

Sin embargo, para muchos de sus amigos, Don Enrique era tambíen tímido y retraído, que no se preocupaba por lo qué dirían o desearían decir. Era un hombre sencillo que no hacía coro de su sabiduría y de sus obras.

Don Enrique falleció en Manila, el 29 de marzo de 1990, a la edad de 91 años. Pero en cierto modo, los hombres como Don Enrique nunca mueren. Algo de él se queda entre nosotros. Pues, todos sus escritos, y toda una vida dedicada a la Hispanidad, asi como sus manifestaciones de amor a la lengua española, están immortalizadas en la historia nacional. De él recibimos muchas muestras de afecto y de confianza, no obstante la gran diferencia de edad que nos separaba.

Don Enrique dijo su adios definitivo y emprendió el "gran viaje" a la otra morada. Al hablar de su muerte, acuden a mi mente aquellas coplas inmortales que en palabras del poeta había dicho:

"Nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar, que es el morir;/allí van los señoríos derechos a ese acabar y consumir..."

Sin embargo, al dejarnos, Don Enrique nos dió su noble ejemplo de laboriosidad que imitar, sobre todo su autentica humildad y dotes de sabio y de su infatigable servicio a la cultura, a la verdad y del bien, y de su servicio a la religión y a la patria.


LA ACADEMIA MEXICANA

Por Edmundo Farolan

He tenido la oportunidad, durante una breve excursión a México el agosto de este año, a visitar la Academia Mexicana que está ubicada en una de esas elegantes casas antiguas de dos pisos del S. XI en el centro de la ciudad. Me acordaba de aquellas casas andaluzas en el viejo Manila, que ya no existen, con su portal grande y magnífico, y al entrar adentro, un patio elegante que se abre al aire y los elementos, de típico estilo arabesco. La Academia tiene sus oficinas en el primer piso, y al lado, un museo que presenta recuerdos de las actividades de la Academia desde su fundación en el siglo pasado: uniformes que los académicos usaban durante las funciones, medallas, diplomas, y pinturas de los directores de la Academia de los antaños. Al subir al segundo piso, se encontraba el salón de reuniones donde cada académico tiene su asiento enumerado. En el mismo piso, se encuentra un pequeño auditorio donde los académicos suelen tener funciones y conferencias. Aquella noche, me invitaron a asisitr a una una función de ingreso de un nuevo académico, pero, desafortunadamente, estaba ya para salir ese mismo día de la ciudad. En el mismo piso, se encuentra una magnífica biblioteca completa con libros, diccionarios, y panfletas de los diferentes académicos de la Hispanidad. ¡Qué riqueza, pensaba yo, al comparar esta academia con la de la filipina!

Pero ¿qué podemos hacer? La academia filipina no tiene ningún apoyo gubernamental, a pesar de los ilustres miembros y escritores que sirvieron: Bernabé, Recto, Romulo, Abad, Zaragoza, y muchos más.

Por casualidad, me encontré con el académico D. Tarsicio Herrera Zapién, autoridad y traductor de las obras de Horacio. Hemos charlado brevemente de la situación linguística de Filipinas, y me habló del proyecto corriente de la Academia, una compilación de mexicanismos que incluirán en un nuevo diccionario.

El breve intercambio con este colega fue fructífero, y es siempre un gran placer visitar las Academias de la Lengua para intercambiar ideas y proyectos. He mencionado que varios artículos sobre el "chabacano", un dialecto filipino que , en nuestra opinión con el periodista Antonio Fernández y otro académico filipino, Guillermo Gómez Rivera, aproxima al español más que cualquier otro dialecto filipino, y quizá, por medio de este dialecto, interesar a la juventud filipina, aprender el español .

He solicitado también, por medio de una carta al director D. José Luis Martínez, porque ya no he tenido el tiempo de encontrarse con él, de la posibilidad de ofrecer un curso de literatura hispanofilipina en los diferentes institutos docentes de México y, en particular,  en la Universidad Autónoma de México. Habrán otras cartas dirigidas a las diferentes Academias de la Lengua para hacer lo mismo.¡Ojalá se pondrá a cabo este proyecto para que los jóvenes del mundo aprendan de nuestra ilustre literatura en español!