Las Dalagas Filipinas

Claro M. Recto

Dalagas del terruño, el poeta os saluda,
coronado de flores, de ensueño y arrebol,
y por los dioses lares y por el mismo Budha,
os ofrenda estas rosas, novias todas del sol.

Por las manos que tienen mansedumbre de tulles,
por las sampagas níveas del malayo vergel,
por las místicas garzas de los lagos azules.
coloco en vuestras frentes esta hoja de laurel.

Adoro vuestros labios, donde el sol de mi tierra
ha dejado sus besos de sátiro oriental,
porque son el santuario de bellezas que encierra
el glorioso prestigio del solar de Rizal.

Ojos negros, refugio de hechizos y embelesos,
dolientes, langorosos, plenos de soñación,
como noches sin luna, pero con rojos besos,
que vierten en el alma perfumes de ilusión.

Manos sutiles, como suavidades de lago,
de seda que se aleja en rítmico frufrú,
como el bogar quimérico de un ensueño muy vago
sobre las aguas mansas del piélago de azur.

Frente, color de aurora, donde bellas florecen
con aromas de cielo flores de castidad;
mejillas sonrosadas, que en su gracia parecen
vírgenes de los lienzos de la pasada edad.

Cabellera flotante cual selva enmarañada,
que exhala dulcemente aromas de querer,
ensoñacion, delirio del alma, enamorada
de las carnes y besos de la amada mujer.

Pies finos, diminutos, de rosáceos talones,
y senos que se exaltan eon ferviente ansiedad,
ánforas virginales con vino de ilusiones,
que emborracha las almas de voluptuosidad.

Talle gentil y esbelto como enhiesta palmera
donde alegres laboran las abejas su miel,
con suave ritmo que los nervios exaspera,
como si fuese espíritu de un viejo moscatel.

Todo un conjunto armónico y grato que envidiara
la ardiente castellana y la impasible miss,
la princesa que el cielo de Rusia cobijara
y la dama que siente la fiebre de París.

Quién dice que no es bella la mujer filipina,
que visite estas tierras de Burgos y Rizal,
y verá que es más mística, más dulce y más divina,
la hija de los rajáhs, la niña tropical.

RECTO, CLARO M. [1890 - 1960] Maximo declamador y escritor en prosa. Su inspiracion siempre fue viril y en sus poesías se expresa la belleza, el amor, la mujer. Era un eslabón entre el clásico y el modernista, pero conservó siempre su personalidad como poeta filipino.Nacido en Tiaong, Tayabas (ahora Quezon) el febrero de 1890 estudió en el antiguo Ateneo de Manila donde se distinguió en literatura y lenguajes clasicos. La mayoría de sus escritos se publicó en El Renacimiento y en 1911 publicó un libro de versos titulado Bajo Los Cocoteros. Era también dramaturgo. Solo Entre Las Sombras y La Ruta de Damasco son dos dramas que vívida y magistralmente retratan los problemas sociales de su país. Abogado de profesion, Recto era el titán del foro filipino y uno de los más distinguidos políticos de la nación. Fue presidente de la Convencion Constitucional y esbozó así la Constitucion de Filipinas en 1936. Fue Senador, Presidente de la Academia Filipina correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua, Magistrado del Tribunal Supremo y miembro de la Cámara de Representantes. Recto pasó a mejor vida el 2 de octubre, 1960, en Roma cuando estaba por ver realizado su sueño dorado de visitar y hablar al pueblo español, cuya lengua dominaba con máxima maestría. Víctima de un ataque cardiaco, sus últimas palabras, que reflejan su nacionalismo furibundo fueron: "Qué terrible es morir lejos del terruño."