El idioma criollo de Filipinas

G. Gómez Rivera

1. RAÍCES DEL CRIOLLO FILIPINO

CHABACANO es la palabra castellana que, en Filipinas, se refiere a un vernáculo popular tenido por vulgar, viciado o indisciplinado.

Ante lo que se entendería como un lenguaje culto, el chabacano, como idioma, viene a ser sinónimo de un "neologismo plebeyo", o " de una variación lingüística que se caracteriza por una persistente rebelión ante lo que es la regla gramatical de una lengua plenamente desarrollada", en este caso: el español o castellano.

Estos conceptos explican la razón tras la calificación del idioma chabacano, sea de la Ciudad de Cavite en Luzón o de la ciudades de Zamboanga, Basilan y Cotabato en Mindanao, como "lenguaje de tienda", “lenguaje del Parian” o "lenguaje vulgar de la calle" por parte de los ilustres filipinos de habla-española.

Pero, con el andar del tiempo y del uso cotidiano, lo que se llama “chabacano” también va poniéndose de relieve en su otro nombre que viene a ser lo correcto. Y ese otro nombres es: “idioma criollo”.

Hasta 1940, otras comunidades filipinas, como las de los arrabales manileños de la Ermita, Binondo y Paco, además de las ciudades de Davao, en Mindanao Oriental y la de Joló en el archipiélago moro de Sulú, también tenían sus respectivos variantes de lo que genéricamente se conocía como el chabacano, o criollo, del español.

Y es que todos los idiomas filipinos, incluyendo el tagalo y el bisaya, son chabacanos del idioma español a un grado mayor o menor si se ha de considerar la influencia española en los mismos como un irreversible resultado de la historia.

El tagalo, o Filipino, por ejemplo, tiene más o menos 8,000 palabras raíces. Esta cifra de 8,000 se obtuvo tras la purificación, hecha adrede, del mismo idioma tagalo de sus hispanismos. Esto quiere decir que si el tagalo no hubiese sido adredemente “purificado” por la intervención sectaria de usenses WASP (White Anglo-Saxon Protestants), siendo uno de los más señalados el Secretario del Interior y Vicegobernador General Dean C. Worcester (1906-1912), el número de sus hispanismos sería más grande de lo que ahora se da oficialmente. (Unas conversaciones con el abuelo, Don Felipe, y el tío-abuelo, Don Guillermo Gómez Wyndham, Manila e Iloilo en los años 40 y 50. GGR, Inéditas.)

Pues bien. De las 8,000 palabras raíces que el “Institute of National Language” admite según su famoso Director, José Villa Pañganiban, 5,000 son de origen español. (Vide: Introducción del libro Spanish Loan Words por JVP, publicado en Manila, 1957. É, Introducción al Balarila por Lope K. Santos, Manila, 1936-1947).

Además de esta influencia vocabularial proveniente del idioma español, queda otra herencia más profunda. Nos referimos a la introducción en el tagalo, y en casi todas las otras lenguas principales de estas islas, de los fonemas, o vocales, E y O. Es un hecho que antes de la presencia española, todas las lenguas del país tan solamente tenían tres fonemas, o vocales, en la A, la I, y la U. Estas prehispánicas vocales se introdujeron por obvia influencia del idioma árabe, que vino con la islamización de Joló y partes pequeñas de Mindanao.

En cuanto a estructura y vocabulario, cuando un visayo dice: "Abrihí ang puerta” o “ Cerrahi ang vintana", lo que demuestra no es nada más que una afinidad lingüística, muy próxima, a lo que se denomina como el chabacano del español. Más que el tagalo de nuestros días, la influencia española en el bisaya-cebuano, en el bisaya-hiligaynon, en el bisaya-aclán y en otras lenguas bisayas, es decididamente más fuerte.

Con la influencia española que citamos, no es nada de extrañar el encuentro con la misma condición criollo-hispánica, o chabacana, que se demuestra por parte de cualquier tagalo cuando nos dice: "¡Naloco na! ¡Lunes ñgayon at a las nueve na! Maaatraso ako sa oficina". “Apurahin mo na ñgâ yung aking almusal…”.

Ese "na" tagalo y visayo es la corrupción del "ya" español, aunque ciertas otras autoridades insistan que el mismo "na" es exclusivamente de origen portugués. Y nos inclinamos a creer, en parte, esta tésis por la emigración ternateña a Manila desde las Molucas.

Pero, como en el caso de muchas otras voces chabacanas que se clasifican como portuguesas en su origen, el uso de la voz "na" en tagalo, como en visaya, tiene alguna desemejanza con el "na" portugués en su uso frecuente,----aunque también se dan ocasiones en que el mismo "na" tienda a representar lo que en portugués es "en la."

Y es que lo que generalmente se entiende como influencia del portugués también puede ser, en realidad, influencia de un castellano antiguo que se parece mucho a lo que hoy es portugués.

No podemos descontar el hecho de que el castellano de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, posiblemente se asemeje más al portugués que al español de nuestros días como bien nos puede demostrar alguna poesía del Arcipreste de Hita.

2. EL TERNATEÑO DE LAS MOLUCAS

Como ya indicamos, no debemos ignorar el hecho de que, durante el siglo diecisiete, los españoles habían traido a Manila, procedentes de la isla de Ternate en las Molucas, ---y que hoy es territorio de Indonesia---, unas dos cientas familias cristianas que hablaban una jerigonza del portugués, del castellano y del malayo. Estos ternateños fueron asentados, a su llegada, en las afueras de Intramuros de Manila y en un lugar que se conociá como "Bagumbayan", es decir "Pueblo Nuevo", y que es el sitio donde el parque de la Luneta de nuestros días hoy se encuentra.

Pero, los ternateños tuvieron que trasladarse a un pueblo, que hasta hoy se llama Ternate en la provincia de Cavite, porque los militares de Manila, después de la invasión inglesa en 1762, decidieron quitar de su sitio al pueblo de Bagumbayan para dejar un campo libre delante de la muralla sureña de Intramuros por el que se verían mejor a los que intenten atacar a la ciudad.

Queda, por otro lado, la percepción de que la relación de los ternateños al chabacano de Zamboanga es un punto ambiguo en la historia de este vernáculo, ---aunque ciertas investigaciones tiendan a afirmar que el criollo de Zamboanga también tuvo su origen en el ternateño. Se alega que se verificó una escala por Zambaonga por parte de los ternateños antes de llegar a Manila, en Luzón.

Los hechos históricos no sostienen, sin embargo, esas investigaciones en cuanto a la lingüística con relación al chabacano de Zamboanga, Davao, Cotabato, Binondo, Ermita y Paco. El chabacano de estas comunidades filipinas, salvo la de Ternate en la provincia de Cavite, muy poca, o casi nada, de relación tienen con la variación engendrada en las Molucas.

3. EL ORIGEN DEL CRIOLLO ZAMBOANGUEÑO

Los comienzos del chabacano, hoy denominado también como "el criollo zamboangueño", se araigan en la misma fundación del pueblo y fuerte de Zamboanga en marzo de 1635.

Don Balbino Saavedra, el reconocido historiador de Zamboanga y Basilan, nos cuenta que fue en una fecha anterior, pero dentro del mismo mes de marzo de 1635, cuando el Capitan Juan Chávez zarpaba, con tres cientos españoles y mil soldados visayos, provenientes del Fuerte de San Pedro de la Villa de Cebú, Visayas, a lo que era "Samboañgan", una ranchería de la tribu medio-musulmana de Lutaos del sud-occidente de Mindanao.

( La palabra "Lutao" en bisaya significa "flotante" o "gente" que flota con el mar". La lengua más extendida entre los moros filipinos, el Tausug, da la misma definición al nombre "Lutao".)

Unos días después de la llegada del mencionado Capitán Chávez, el misionero español, Fray Pedro Gutiérrez, posiblemente un agustino calzado, también llegaba a Samboañgan con un enorme grupo de islenos cristianos que, procedentes de varios puntos de Luzón y Visayas, se habían previamente reunido en el pueblo de Dapitan, situado en el norte de lo que hoy es la

península de ambas Zamboangas, ( la del Norte y la del Sur ), para verse conducidos a la misma ranchería sureña por un noble indio lutao que se llamó Pedro Piantón.

Los que integraban el enorme grupo del Padre Gutiérrez hablaban varias lenguas isleñas y a duras penas se entendían mutuamente.

Aunque los pertinentes documentos históricos sobre Zamboanga no lo digan tácitamente, se puede entrever la decisiva intención, por parte de los conqiustadores españoles, de fundar Zamboanga e instalar en ella un fuerte con el objectivo de socavar la supremaciá naval de los moros en el sur del archipiélago filipino.

Por eso, la construcción del fuerte de Nuestra Señora del Pilar en Zamboanga tenía por objetivo separar, mediante un bloqueo naval, a los moros de Joló y a los de Cotabato con los que poblaban aisladamente el centro de Mindanao, particularmente los moros de las provincias que hoy se conocen con los nombres de Lanao ( posiblemente de la frase castellana "La nao", nombrando las provincias de Mindanao Lanao del Norte y Lanao del Sur."La Nao de Manila", asi se llamaba cada una de las naves españolascolectivamente conocidas como "los galeones de Acapulco", que negociaba la enorme distancia entre Mexico y Manila durante un periodo de más de dos siglos. Constituían el único eslabón político, mercantil y cultural, entre las Islas Filipinasal y el antiguo Virreynato de la Nueva España, hoy Mexico).

El mencionado bloqueo naval consiguió, muy al parecer, la desunión entre los moros del ya distante archipiélago joloano que se encuentra más próximo a los estados musulmanes de Malasia y Brunay, de los que se encuentran en Cotabato y Lanao en el centro casi de la isla de Mindanao.

Las aludidas provincias de Lanao tomaron su nombre de un buque de guerra que los españoles, según una casi olvidada tradición, desmantelaron en Oroquieta, Misamis Oriental, y que llevaron, pedazo por pedazo, a la laguna de La Nao, que se encuentra miles de pies sobre el mar, donde nos lo reconstituyeron para que subyugue a cañonazos a las tribus moras que vivian en derredor del mismo. Es por eso que dicho lago y las dos provincias en su derredor comparten el mismo nombre de "Lanao". (Discurso-Relato de Don Balbino Saavedra.)