El Español en la Poesía Filipina Tony P. Fernández El 12 de junio de cada año, los filipinos celebramos el día de nuestra Independencia. Como en los anteriores aniversarios los filipinos hemos celebrado diversos actos y fiestas conmemorativas para repasar nuestras empresas independistas y para recordar, a mi entender, nuestros héroes y mártires en nuestra lucha por la libertad. Nos complace saber que este recordatorio histórico de varios de nuestros héroes por nuestra emancipación política, figuran también varios poetas filipinos que escribieron las mejores poesías filipinas en castellano que, a mi juicio, son al igual que otros poetas de otros países, cuyas obras literarias perdurarán en la memoria de las generaciones venideras y porque muchas de estas poesías de nuestros insignes vates son dignas del estudio y la admiración de los hombres de arte y letras no únicamente entre los filipinos sino del mundo entero. Por eso, los filipinos que amamos el idioma castellano vemos con pena y horror el inexplicable desdén y odio a la lengua española, el lenguaje que usaron nuestros más eminentes poetas para expresar sus ideas y sentimientos que mejor se ajustan a nuestra idiosincrasia mental y volitiva. Se puede afirmar que José Rizal, nuestro héroe nacional, ha sido el poeta favorito y más admirado del pueblo filipino cuyas poesías han sido escritas en lenguaje sencillo, pero hermosas y, en castellano que fascinan hasta el presente porque están llenas de patriotismo, de nobleza, de ternura e inspiran amor a la patria. El amor a la patria fue en Rizal desde muy joven la noble motivación y el ensueño de su vida. Lo dijo en su “Ultimo Adiós”, la poesía que Rizal escribio antes de su fusilamiento. En su salutación y postrer adios a la patria, Rizal mostrará con insuperable maestría su dominio del español.
Mis sueños cuando apenas adolescente, Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor, Fueron el verte un día, joya del mar de Oriente, Secos los negros ojos, alta la tersa frente…’ Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía, amigos de la infancia, en el perdido hogar; dad gracias, que descanso del fatigoso día; adios, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría; adios, queridos seres… ¡Morir es descansar!
A mi juicio, nadie mejor que el Honorable Claro M. Recto quien mejor nos dio a conocer las figuras más eminentes de la poesía filipina en castellano. A fines del mes de agosoto de 1960, Recto salió de Filipinas para emprender su ansiado viaje a España y la América Española como Embajador Extraordinario y Enviado Cultural para dar varias conferencias donde iba a destacar y dar a conocer a nuestros poetas. Por desgracia, estando en Roma camino a España, sufrió un ataque cardíaco que puso fin a su fecunda y brillante vida literaria y política, el dia 2 de octubre de aquel año. Una de sus conferencias que habría de dar estaba dedicada a uno de los mayores poetas en español de Filipinas: Cecilio Apóstol. Entresacamos los siguientes párrafos de dicha conferencia de Recto sobre Apóstol: “Todo es, en la obra total de Cecilio Apóstol, plenitud de concepto, ritmo, precisión y justeza en la vestidura verbal, pompa austrera en las imágenes y tropos, propiedad y exactitud en el uso de los vocablos, rotundidad en la metrificación…” Paisaje Filipino El sol en su ebriedad el suelo muerde. Porque todo en la hora canicular concuerde, ni un hálito de brisa cruza la extensa y verde paz del campo, ni un ave en el azul se pierde...
En su tributo a José Rizal que Apóstol lo titula AL HEROE NACIONAL, nuestro poeta alude a la lucha por la libertad de Rizal:
Al Heroe Nacional Duerme en paz en las sombras de la nada, Redentor de una patria esclavizada! !No llores de la tumba en el misterio del español el triunfo momentáneo, que si una bala destrozó tu cráneo tu idea, en cambio, destruyó un imperio!
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