La Oposición Contra El Inglés En FilipinasGuillermo Gómez Rivera Para aquellos que han sido mal-instruidos en inglés además de haber sido deliberadamente engañados en cuanto a la historia de su propia patria por el régimen militar usense, la idea de tener a unas generaciones filipinas definitivamente en contra de la imposición del idioma inglés como medio de instrucción y como lengua oficial de su gobierno, puede resultar en una fuerte sorpresa o un trauma. Los que hoy están semi-educados en inglés podrían extrañarse. Pero es verdad. Vivieron muchos filipinos que rechazaron, muy de pleno y muy enérgicamente, la imposición usense del idioma inglés sobre sus hijos y sobre su gobierno. De hecho, fue la inmensa mayoría de los filipinos, nacidos entre 1890 y 1930 los que votarían en contra de la imposición del idioma inglés en Filipinas si tan sólo se les hubiese dado la oportunidad de expresar sus sentimientos sobre este idioma. El español y el tagalo eran las lenguas oficiales de la República Filipina de 1898 y los filipinas de, por lo menos, dos generaciones antes se han dado cuenta que esta primera república, y símbolo de la pristina libertad de sus padres, fue brutalmente destruido por un neocolonialismo que habla inglés tal como quieda representado por las fuerzas invasoras de Estados Unidos que vinieron a estas islas desde 1898. El Filipino de aquellos tiempos, tanto el ordinario de la masa común como el de la capa social adinerada, nunca fue consultado sobre el idioma oficial que prefiriría utilizar. Los invasores usenses de aquellos tiempos nunca se dignaron consultarles a los filipinos para verdaderamente saber su opinión sobre la imposición del idioma inglés puesto que si lo supieran y lo encontraban en contra de su agenda, ignorarían de todos modos, su opinión razonada en contra de la imposición sobre ellos del idioma inglés. Al pueblo filipino no se le consultó jamás si estaba conforme con el inglés como su lengua oficial y como se único medio de instrucción. Sin embargo se le obligaba a pagar impuestos. Y de esos impuestos, los gobernantes usenses sacaban grandes sumas para sufragar el enorme presupuesto que necesita la usualmente penosa enseñanza del idioma inglés en todas las escuelas públicas y privadas de Filipinas. La practica de forzar a los filipinos a presupuestar con sus propios recursos la imposición del idioma inglés en su propio país, y a costa además del lenguaje Filipino, su idioma nacional. es toda una injusta opresión neocolonial. A ningún gobernador general usense en Filipinas jamás se le ocurrió pregunta al pueblo filipino, en un plebiscito, si quería que el inglés reemplace al idioma español como su lengua oficial. Sin ningún escrúpulo, los neocolonialistas usenses, forzaron la enseñanza y el uso del idioma inglés sobre los filipinos a costa de los mismos sin consultarles. De hecho, además de Modesto Reyes, director de la revista filipina, ISAGANI, en 1924, que cuestionó el derecho que tenían los norteamericanos de "borrar el idioma español y forzar sobre el pueblo filipino el idioma inglés", también vino una personalidad prominente de Filipinas, esta vez una mujer, que abiertamente se resistió a la imposición obligatoria del idioma inglés. Nos referimos a la educadora Librada Avelino, fundadora del Centro Escolar de Señoritas (Ahora Centro Escolar University), que llegó a desafiarle al Director usense de "educación" en Manila, Newton Gilbert, cuando éste ordenó el cierre de su centro escolar por continuar utilizando al idioma español como medio de instrucción en su colegio. Han vivido muchos otros educadores filipinos como Librada Aveino que se opusieron a la imposición sectaria del inglés sobre sus escuelas. Algunos de estos fueron el presidente y el cuerpo de profesores del famoso Liceo de Manila. El referido presidente fue el botanista, Dr. Leon María Guerrero. El cuerpo de profesores que se opuso al idioma inglés como medio de instrucción en dicho liceo fue Don Enrique Mendiola, por el que la calle Mendiola ahora se conoce. También se opusieron al idioma inglés los educadores Don Mariano Jócson, fundador del Colegio de Manila (hoy Manila University), y Doña Rosa Sevilla de Alvero, fundadora del Instituto de Mujeres (hoy Rosa Sevilla Memorial High School). Son verdaderamente numerosos los otros prominentes educadores, los escritores, los estadistas, los jurisconsultos, los prohombres y los héroes filipinos que se opusieron a la unilateral y sectaria imposición del inglés en sus escuelas y en sus tribunales. Pero, no se les quiere recordar aunque, de hecho, deben ser recordados por su lucha para preservar el idioma español como una alternativa justa frente a la destructora y neocolonial imposición del idioma inglés. Sin embargo, como muestra nos bastará recordar el caso de Doña Librada Avelino que, afortunamente, cuenta con suficiente documentación en forma de un libro y unas gacetas. Los dos biógrafos, Francisco Varona y Pedro de la Llana, contemporáneos de Doña Librada Avelino, han escrito lo que sigue. "El horizonte para Ada seguía aún oscuro. Su acariciado plan de toda la vida de tener su propio colegio, no ofrecía síntomas de realizarse. El inglés parecía cada día más difícil de dominar. (P.241, ADA, the Life of Librada Avelino, or the Development of a Soul ---La Vida de Librada Avelino o El Desarrollo de un Alma---, por Francisco Varona y Pedro de la Llana, Publicado por P. de Vera & Sons Compoany, Manila, 1935. Edición Bilingue, English-Spanish Edition). "En aquel tiempo florecía con el renacimiento de los ideales nacionalistas la literatura filipina en catellano como bandera de combate y como profesión de fé contra la asimilación. El estado mental de la juventud intelectual de aquella época y a la que Ada pertenecía, era todo lo más hostil hacia el aprendizaje del inglés que consideraba como el vehículo de la conquista. (P. 242, Op Cit.) -o-o-o-o-o-o-o- "Se acordaba del famoso incidente Gilbert-Avelino o Gilbert-"Centro Escolar" exactamente veinte años atrás, en 1913. "El Centro Escolar, que había introducido la novedad de celebrar sus actos acdémicos fuera del Colegio en donde el público con todas las alumnas reunidas, no cabrían, daba una velada en el Manila Grand Opera House. Era la inauguración del curso de aquel año (1913). El Secretario de Instrución Pública, (y también) Vice-Gobernador-General de Filipinas. Newton Gilbert, había sido, naturalmente, invitado y acudió acupando el palco presidencial del mencionado teatro. (P. 270, Op. Cit.) Newton Gilbert era conocido, en todo el país, por su exaltada energía en forzar la implantación cuanto antes del inglés. Era éso todo su programa como Secretario de Instrucción. La velada comenzó y el Vice-Governador-General (y concurrentmente Secretario de Instrucción Pública del gobierno neocolonial usense) se caló las gafas para leer el programa. ¡El programa estaba en castellano! En los veinte números que contenía, adivinó, más bien que leyó, dos ó tres que decían: "Discurso en inglés" por la niña tal; "Declamación en inglés" por la señorita cual. El programita empezaba a teblar en las manos del airado y fanático Secretario. Terminada la Sinfonía por la Orquesta se alzó el telón. Entre los aplausos atronadores del inmenso público, apareció la Junta Dericticva con el Cuerpo de Profesores. Ocuparon las sillas en semi-circulo colocadas en el escenario. Ada estaba en medio presidientdo el acto solemne. El profesor Josué Soncuya fue designado para hablar en nombre del Colegio aquel año. Empezó á leer su discurso. Gilbert aguzando el oido trató de oir. ¡El discurso estaba en castellano! Y el discurso del profesor Soncuya era largo. Era una disertación en que se entremezclaban en armonioso conjunto los propósitos educacionales con los sentimientos patrióticos e independistas. Aquéllo, para Gilbert resiltó demasiado. El Vice-Gobernador -General y concurrentemente Secretario de Instrucción Pública, se levantó de su asiento lo más ruidosamente y lo más conspicuamente, dentro de lo que pudo hacer, para que lo supierann todos los presentes en el teatro. Descendió del palco con los ojos llameantes de furia y abandonó el coliseo. Al día siguiente los periódicos no traían otra noticía más que la indignación de Gilbert. El reconocimiento, oficial y gubernamental, otorgado al " Centro Escolar'' ---decían--- será retirado. Este colegio no enseñaba el inglés como se prescribía por el Departamento de Instrucción Pública. Fueron aquellos días de verdadera prueba para Librada Avelino. Muy posiblemente, Newton Gilbert esperaría una humilde carta de explicación, con ribetes de arrepentimiento, por parte del Centro Escolar. Ello hubiera servido de saludable escarmiento para los demás. Pero en vez de precisamente hacer éso, la directora, en vez, dirigió una comunicación a los padres de sus alumnas dándoles cuenta de lo ocurrido. Dicha comunicación iba como sometiendo a su fallo el famoso y ruidoso incidente. De hecho, en vez de achicarse aterrorizada, Librada Avelino aceptó el reto del Vice- Gobernador y se fué al pueblo, ---no al Gobierno colonial estadounidense----, en busca de justicia y aliento. ( Pp. 271 y 272. Op. Cit) LIBRADA AVELINO DEL CENTRO ESCOLAR Queda muy claro, por lo que antecede, que Librada Avelino, siendo la gran educadora y gran nacionalista que era, no le dio por el gusto al intolerante Vicegobernador y Director de Instrucción usense asignado a Filipinas. No le dio la satisfación que esperaba mediante una carta por la que doña Librada la pediría perdón a pesar de la amenaza de osctracizarle el colegio con la retirada cde su permiso para operar usualmente rotulado con las palabras "recognized by the government". Doña Librada optó por seguir su instinto heróico. No se doblegó. En vez de permitir que le amenace, le engañe y le atropelle un neocolonialista intolerante, un WASP usense, se dirigió directamente a los padres de sus educandas, y al pueblo en general, en pos de justicia. Y era cuando el régimen tiránico e injusto de los WASP, representado por Newton W. Gilbert , pudo ver cómo el pueblo filipino votó, como en un verdadero y espontáneo plebiscito, a favor del idioma español era el medio principal de instrucción en todas las asignaturas del Centro Escolar de Señoritas de Manila. La tiránica imposición neocolonial del idioma inglés, además de ser anticientífica en el sentido educativo, fue rotundamente rechazado como medio de instrucción nacional por el pueblo filipino hasta el punto de casi arriesgar un revivir de las hostilidades armadas entre 1898 y 1902 en contra del mismo neocolonialismo que quería justificar su control económico y político-militar sobre estas islas so-pretexto de haber comprado por US$20 millones el entero patrimonio nacional del pueblo filipino de España. Por un lado, bueno es afirmar que esta mentira nunca fue aceptada por los filipinos de aquel tiempo. Los informados sabían que Filipinas ya estaba perdida para España antes de que algún monarca español lo pudiese vender. Los filipinos también sabían que los supuestos US$20 millones no era otra cosa más que pura propaganda usense ya que bien se le podría haber forzada a ya la derrotada España a conformarse con semejante transacción quiérala o no. Los periódicos de aquel tiempo, escritos en español y en tagalo, atacaban al intolerante régimen neocolonial de los WASP usense en su repugnante política de forzar sobre el pueblo filipino el idioma inglés sobre el idioma que tenía como el suyo, ----además del tagalo, del ilocano y del bisaya. Para los filipinos instruidos de aquella época, el antifonético idioma inglés siempre era el idioma inferior que es frente al idioma español y frente al tagalo por lo que no merecía ser un idioma apto como para imponerselo como medio de instrucción en la educación de sus hijos y de su patria. Y este hecho se va demostrando, como la verdad que realmente es, hasta en la actualidad. Además del defecto estructural del idioma inglés, los filipinos también sabían que al hablar en este idioma llevaban en la frente el impronto denigrante de la esclavitud y la subsirviencia al tiránico neocolonialismo norteamericano con todas sus implicaciones económicas. El 25 de junio de 1913, todos los periódicos de Manila valientemente publicaron noticias y gacetas con encabezamientos que decían: 'EL CENTRO ESCOLAR Y MR. GILBERT'. 'AQUELLA SE SEPARA DEL DEPARTAMENTO DE INSTRUCCIÓN'. Una resolución, naturalmente escrita en español, y firmada por los mienbros de la Administración y los Profesores del Centro Escolar, fechada 22 de junio, 1913, dice lo que sigue. Por tanto se resuelve: Primero. Hacer constar que todos y cada uno de los miembros del claustro de profesors del centro escolar de señoritas dan por recibidas, como si personalmente les hubiesen sido dirigidas, las ofensas que se han inferido a su respetada y queridísima directora en la preinserta carta del Secretario de Instrucción Pública. Segundo. Que se declare que el Centro Escolar de Señoritas se separa del Departamento de Instruction Pública, tal como actualmente está adscrito al mismo, para continaur funcionando como establecimiento de enseñanza privada no adscrito al departamento mencionado, y con los derechos que establecen a su favor las leyes del país Tercero. Que la citada carta y los conceptos que conteinen constituyen la principal razón que asiste al Centro Escolar de Señoritas para separarse por el presente del departamento de Instrucción Pública. Cuarto. Que inmediatamente se dé conocimiento de este acuerdo al público, enviando copia del mismo a los periódicos de la localidad y que por medio de una circular impresa, con exposición de las razones que han impuesto esta medida, se dé aviso a las familias de las alumnas del Centro de la nueva situación en que queda el colegio, para su debdio conocimiento y disposiciones que en su vista crean conveniente adoptar. Quinto. Que se ordene a la Secretaria de la Junta, como por la presente se le ordena, que envíe al Hon. Newton W. Gilbert, Secretario de Instrucción Pública, una copia certificada de la presente resolución, la cual ha sido adoptada enm junta general. Así se acuerda. CERTIFICO: Que el preinserto escrito es copia exacta de la resolución adoptada en junta general ordinaria del Centro Escolar de Señoritas el día 22 de Junio de 1913, según consta en el libro de actas de dicha corporación. MARÍA FRANCISCA DE VILLACERÁN. Secretaria de la Junta del Colegio. Además de doñA Librada Avelino, los otros firmantes de las misma resolución son: Carmen de Luna, Margarita Oliva, Ildefonsa Amor, María Francisca de Villacerán, Felisa Guerrero, Úrsula Hidalgo, Josefa Desiderio, el Dr. Pacífico Victoriano, Justo Jualiano, Manuel Rávago y Alberto Campos. Las que más tarde concurrieron con la misma resolución con sus firmas Fueron las Señoritas Feliza Francisco, Dominga Francisco, Generosa de Leon, Dolores Zabat y Faustina Panlilio. Mucho se ha escrito, y se escribe, de la lucha por la libertad por parte de las mujeres filipinas, pero no se lee en ninguna parte, en inglés, sobre esta lucha heróica sobre el idioma par parte de Librada Avelino y su generación verdaderamente patriótica que se opuso a al desvergonzado neocolonialismo WASP que imponía descaradamente el inglés en todas las escuelas privadas y públicas del pueblo filipino a costa del dinero de los mismos filipinos. Lo terrible es que esta imposición opresiva por parte de los neocolonialistas WASP es el hecho de que el gasto para imponer y forzar el idioma inglés sobre los niños filipinos no se hacía a costo del dinero de los contribuyentes usenses pero muy insultantemente a costa de los ya opresos contribuyentes filipinos cuyo voto a favor del uso del idioma español y la presrvación de su herencia hispana siempre fue sitemáticamente suprimida a través de las instrumentalidades gubernamentales de Filipinas como lo son en el tiempo presente el DECS y la CHED. Para sujetar a estas instrumentalidades del gobierno filipino y para intervenir de forma impune y dictar la imposición del idioma inglés, al par que se suprime el idioma español y se sabotea al idioma tagalo mediante su apachucamiento, estas mismas instrumentalidades se ven ordenadas a firmar impréstitos innecesarios a los bancos usenses juntamente con el entero gobierno filipino que también ha prestado billones de dólares del Banco Mundial usense y el Fondo Monetario Internacional. A raiz de esta situación indeseable, ni el pueblo filipino, ni su actual gobierno (poblado por políticos que tributan a las mencionadas instrumentalidades bnacarias de los usenses) pueden poner en ejecución una verdadera política de educación apta para los filipinos porque Filipinas no vive libre para dar prioridad a su propio idioma nacional como medio de instrucción. Fieles su carácter verdaderamente malo, los actuales neocolonizadores WASP, y sus lacayos sectarios en Filipinas, han conseguido pribar del conocimiento de la presente generación de filipinos esa lucha por el idioma español y el idioma tagalo, como esa lucha en contra del idioma inglés, ocurridas en el pasado. Pero, a pesar de ese engaño de guardar esta información del conocimiento actual de los filipinos, el idioma inglés siguen siendo un idioma bien extranjero en la inmensa mayoría de los hogares filipinos. Aquellos filipinos que se dejaron convencer sobre la supuesta utilidad del inglés, permitiéndose un vergonzante lavado de cerébro, al extremo de igualmente permitir la destrucción del idioma tagalo metiendo en el mismo el antifonético, y de por sí inferior, alfabeto inglés, han de aparecer en la historia futura, como en la memoría de sus compatriotas, de este país como unos viles traidores al nombre Filipino. Y tan viles y tan traidores que son que hasta toleran esa sugerencia de sectarios Protestantes enderezada a cambiar el nombre de Filipinas por estar derivadan del nombre de un sabio Rey español. Aún en ese segundo intento, su finalidad es encubrir su terrible traición al filipino originario que rechazó, en nombre del amor propio nacionalista, la vil imposición del idioma inglés sobre este país y el establecimiento de la obligación, por parte de los jóvenes filipinos, de compulsoriamente aprender el inglés antes de dominar el propio idioma nacional. Si la enseñanza de 24 unidades de español y literatura filipina fue objeto de protestas por ser compulsorio a raiz de las leyes Magalona y Cuenco (ahora anuladas por la Constitución Cory de 1987), hay razones más grandes y más pesadas que se yerguen en contra de la implacable, y terriblemente costosa, imposición del idioma inglés como medio de instrucción y hasta como una asignatura univrsitaria de 36 unidades en todas las escuelas filipinas, públicas como privadas. De verdad que será una inegable prueba para la cacareada independencia filipina si el requirimiento anticientífico a favor del idioma inglés se descartase cuanto antes del sistema de educación de Filipinas. (Las testigos centroescolarinas del infraescrito incidente a quiénes este escritor pudo entrevistar, son unánimes en describir a los usenses, del tipo de Gilbert, como elementos verdaderamente groceseros en su intolerancia sectaria y racista.) En su misma carta dirigida a Doña Librada Avelino, Newton W. Gilbert injustamente le acusó a la intachable educadora la especie de que estaba dando a sus alumnas una educación (en español) que nunca les haría progresar en un ambiente, ----según él----, ya de habla-inglesa, que habrían de encontrar tras graduarse. Gilbert vaticinó que en diez años, a partir de 1913, la fecha de su carta, los varones y las mujeres que no hablen inglés habrían de encontrarse en una situación desventajosa en Filipinas. Desde luego que doña Librada le contestó a Gilbert que su Centro Escolar ya usaba el inglés en varias asignaturas y que el uso del español se hacía para precisamente ayudar a sus estudiantes para que mejor entiendan sus lecciones. Pero, el hispanófobo y sectario WASP, del molde de Gilbert, no podía aceptar que en 1913 el idioma predominante en Manila y en casi todos los pueblos provinciales y cabeceras de las islas, seguía siendo el idioma español, junto al tagalo, al ilocano y al bisaya, tal como nos lo atestigua el Informe de Henry Ford del año 1916. Lo que es totalmente risible, en el sentido tragicómico, es que el vaticinio de Newton W. Gilbert, en 1913, sobre los graduandos filipinos encontrándose en una situación desventajosa, a causa de su desconocimiento del inglés, ha resultado todo lo contrario. En el tiempo presente, el conocimiento del inglés no les ayuda, para nada, a la inmensa mayoría de jóvenes filipinos que van en busca de alguna una colocación en alguna empresa local. Para empezar, no existen tales colocaciones para sostener la vida de tantos graduandos cada año. Y si los encuentran, resultan under-employed. Es decir, medio empleados cuyos salarios son patentemente insuficientes como para compensarles los quince o veinte años en que se les forzó a aprender el inglés en descuido de su idioma nacional. Muchos de esos graduandos, particularmente las graduandas, tienen que salir de su país para trabajar, como criadas, ayas, entertainers o prostitutas, en otros países donde el idioma inglés no les sirve oficialmente. Y, si el inglés fue, y sigue, ventajoso, -----es tan solamente para una insignificante minoría de filipinos ricos que trabajan en el gobierno o son unos políticos que se enriquecieron indebidamente en el poder a costa del erario público. Para más del noventa por cien de los filipinos, el idioma inglés como el medio obligatorio de instrucción no es nada más que el máximo obstáculo que le impide la obtención de una educación operante que le ayude a sobrevivir en el ambiente cultural de su spropio país. Ya no es un secreto el hecho de que el noventa porciento de los jóvenes filipinos que han sido obligados a supuestamente educarse en inglés terminan siendo unos verdaderos analfabetos reales cuando no funcionales. De hecho, está oficialmente declarado que el uso del inglés como medio de instrucción en las escuelas filipinas, particularmente en los grados primarios, es el obstáculo principal que priva al sistema educativo del país a alcanzar sus fines. Y el inglés como el verdadero obstáculo que es para la consecución de conocimientos, por parte de las nuevas generaciones de filipinos que pueden ir a las escuelas públicas, ha de continuar por muchísimos años más al menos quen la situación económica de Filipinas verdaderamente mejore, o que, al menos, se le convierta a Filipinas en un pleno Estado miembro de la Unión federal Norteamericana. Modesto Reyes, tal como le citamos en párrafos anteriores, no solamente demostró que tenía toda la razón cuando, en 1925, escribió sobre el error de imponer el idioma inglés sobre los filipinos. Newton w. Gilbert, y todos los sectarios de su misma ralea, han errado terriblemente tal como nos lo demuestra ahora, y en pleno 1999, las conclusiones doctorales de una Profesora de la U.P. (University of the Philippines), Eliza Paqueo Arreza. Esas conclusiones de Paqueo Arreza tratan sobre la errada política neocolonial de seguir imponiendo obligatoriamente el idioma inglés como medio de instrucción en las escuelas de la actualidad. A saber: "A survey specifically cited the problem of using English as the language of instruction. . . In all levels of education, i.e. elementary, secondary and tertiary, the language of instruction in the majority of the subject areas is still English, ----a foreign language in most Filipino households. This has resulted in the lack of language proficiency in both English and Filipino among the students, not to mention learning inefficiency." (Op. Cit in Chapter 4. The Importance of the Tagalog 32-Letter Alphabet to the Education of the Filipino Youth) (Una encuesta especificamente apunta al problema de usar el inglés como el medio de instrucción… En todos los niveles de la educación, v.gr. la elementaria, la secundaria y la universitaria, el medio de instrucción sigue siendo el inglés, una lengua extranjera en la inmensa mayoría de los hogares filipinos. Esta práctica ha resultado en la falta de proficiencia idiómatica en inglés como en el idioma filipino entre los estudiantes, además de la incapacidad de aprender eficazmente.) TIRSO DE IRRURETA GOYENA Tirso de Irrureta Goyena, un conocido escritor filipino de aquel tiempo, escribió un comentario bien claro que reseña la persecución que los sectarios WASP usenses vinieron efectuando sobre el Centro Escolar de Señoritas . Estos comentarios se publicaron en varios periódicos de Manila, sobre todo en El Ideal de aquel mes y año. En su libro, publicado por la imprenta de Santo tomás en 1917, se reprodujo el mismo comentario que transcribimos a continuación. "Ya que en Filipinas ha habido un modesto colegio particular que se resiste valientemente á esa imposicion del idioma inglés; que no quiere sajonizarse bajo la presión oficial, negándose de un modo gallardo á doblar la rodilla ante las gradas del trono, debemos rendirle, todos los filipinos amantes de la libertad y creo que lo somos los millones de habitantes de este archipiélago, salvo la denigrante excepción de unos cuantos lacayos, nuestro más respetuoso homenaje; debemos enviar a esas ilustres maestras el testimonio de nuestra adhesión más ardiente, y prometernos seguir su gallardísimo ejemplo cuando de meternos el inglés en el cuerpo a via fuerza se trate. El imperio de las armas domina los cuerpos, pero no llega a los espíritus, y no hay poder en la tierra que pueda forzar a un hombre a hablar contra su voluntad un idioma determinado. "Y aquí en este país, que unos hombres de habla castellana descubrieron y evangelizaron; en este país que se abrió a la luz de la civilización en el idioma de Castilla; que ha vivido oyendo durante trescientos años, el doble de los años de la independencia de Estados Unidos, por diez generaciones enteras el idioma español; donde sus clases ilustradas y muchas personas que no lo son, tiene al castellano como idioma propio, y lo conocen y dominan más que ningún otro idioma nativo usándolo en todas las relaciones de la vida, y sirviéndose de él dentro del seno de la familia y en las intimidades de su hogar; donde sus pensadores, sus revolutcionarios, sus guerreros, y sus políticos y sus martires han hablado, han escrito y han luchado en español; donde un Rizal tagalo escribió sus obras inmortales y despidióse, en el trance supremo de su holocausto, en el idioma de Castilla; donde sus médicos, sus abogados, sus juéces, sus periodistas, sus literatos, sus hombres de ciencia y de cultura, hablan español; donde la Cámara Baja, la representación popular, habla castellano y redacta sus leyes en dicho idioma; en este país, cuyo estado de sumisión y coloniaje dícese que no es indefinido; donde se pregonan a los cuatro vientos palabras de libertad, igualdad, tolerancia, "equal opportunity for all", idéntica oportunidad para todos; donde no hace más que abominarse de la tiranía y del despotismo del antiguo régimen, y se le ha hecho una guerra indigna en periódicos, folletos y libros de texto; en este país que la nación norteamericana no considera como de su propiedad absoluta, sino como un sagrado fideicomiso, se trata de arrancar por la fuerza, y en el perenterio plazo de veinticinco años, de una generacion escasa, el idioma español; de borrar en los corazones filipino el habla castellana. Porque el español es, según algunos funcionarios coloniales, un idioma latino, inferior, un idioma que incapacita a los que lo hablan para el "self-government", y al que sólo posea el español dentro de diez años, por ese solo y único delito y hecho, por ese horrible delito de no hablar inglés, se le amenaza con sitiarlo por hambre, con aislarlo como un apestado. Y, sin embargo, en los Estados Unidos, en la propia Norte-América, hay miles y decenas de miles de chinos y japoneses, de polacos y de bohemios, de rusos, de alemanes y de italianos que hasta ahora no coocen el inglés; y viven y prosperan y hacen una competencia terrible, a a veces ruinosa, a los "English-speaking masses; a las gentes de habla inglesa, de idioma inglés; como los "Afrikanders" en el Transvaal (Sud-África) y los franceses en el Canadá, viven y viven bien, en medio de un número mayor de personas que no habla más idioma que el de Inglaterra." (Pp. 18 and 19, Op. Cit.) La realidad reflejada por este comentario habría inspirado en los neocolonizadores y sectarios WASP usenses de aquellos tiempos a el plan de destruir Manila y derredores en 1945. Y con Manila, aniquilar buen número de filipinos que tenían el español como su idioma materno. Las pruebas circunstanciales apuntan a ese crimen suyo en contra de Dios y de la humanidad. El mero hecho de que habían sugerencias de aterrizarle a Doughlas MacArthur en Formosa o en el mismo Okinawa, librandole así a Manila de un cobarde bombardeo usense, ya nos demuestra la posibilidad de que había una agenda secreta de aniquilar, sopretexto de una guerra, a la población filipina de habla-hispana. Con la destrucción casi total de Manila, tenemos el bombardeo innecesario de las iglesais católicas, y centros de población, en casi todos los demás pueblos, municipios e islas de Filipinas donde ya no había japoneses. La doble agenda de destruir el catolicismo filipino y aniquilar a los de habla-hispana mediante dichos bombardeos se está dando a conocer al correr del tiempo. Y cuando muy doctos agringados se empeñan en repetir la mentira de que el idioma español nunca se habló en Filipinas, como así lo es en el caso de Hispanoamérica, más creible queda la acusación de que los sectarios WASP han cometido un terrible ethnic cleansing, otro genocidio, en Filipinas en contra de los filipinos de habla-hispana. Si son capaces de la absurdidez de bombardear Serbia en nombre de los kosovares, la absurdidez de empujar a los desesperados japoneses a llevar a cabo una masacre de los filipinos de habla-hispana viene a ser más creible cada vez. OBJECCIONES AL USO DEL INGLÉS COMO MEDIO DE INSTRUCCIÓN Otra educadora filipina de gran renombre que se opuso al uso del inglés como medio instrucción en todas las escuelas privadas y públicas de Filipinas fue Doña Rosa Sevilla de Alvero, fundadora en 1907 del Instituto de Mujeres, ---hoy Rosa Sevilla Memorial High School que se encuentra en la esquina de las calles E. Rodríguez Avenue y Matimyas, próximas a la Rotonda "Welcome" de Quézon al final de la Calle España en Sampaloc, Manila. Doña Rosa igualmente censuró el sistema de educación de los WASP usenses en Filipinas por excluir el uso del idioma tagalo como medio de instrucción en todos sus niveles. También lo censuró por su adrede exclusión de asignaturas de nacionalismo filipino y de proteccionismo económico; amón de la exclusión sectaria de toda forma de instrucción religiosa con el evidente fin de descatolizar a las nuevas generaciones con miras de protestantizar y masonizarlos. Doña Rosa los censuró igualmente por el resultado negativo que dicha educación daba por decadente y por el crecimiento de la deficiencia moral entre sus supuestos educandos y por la falta, además, de todo tipo de educación cívica entre los mismos a raiz de la errada metodología que emplea sobre el alumnado filipino, caracterizada principalmente por la imposición obligatoria del inglés como su medio. Es evidente que cuando Doña Rosa Sevilla de Alvero completó su tésis doctoral en 1936 como Ph.D. en Educación por la Universidad de Santo Tomás, pudo inmediatamente ver que el sistema usense de educación péblica, como privada, impuesta en Filipinas, no era otra cosa más que un burdo instrumento experimental del neocolonialismo de los WASP usenses sobre los incautos niños y adolescentes filipinos cuya meta era, desde un principio como lo es hasta el tiempo presente, un vil lavado de cerebro a las futurras generaciones de estas islas mediante una propaganda sectariamente anticatólica y antiespañola a fin de condicionarles la mente para que siempre sean obedientes siervos que han de entregar a Estados Unidos todo su patrimonio nacional con todos sus recursos económicos. La brillante tésis doctoral que Doña Rosa nos escribió en español, la lengua oficial de la Primera República de Filipinas destruida por los WASP usenses, se publicó inmediatamente después en forma de un libro bien presentado y titulado Crítica Sobre el Actual Sistema Educacional en Filipinas, impreso en Manila, en 1936, por la Imprenta de la Universidad de Santo Tomás. Siendo toda una filipina curtida en las vicisitudes históricas de su tiempo y templada en sus ideales y en su civismo por la más elevada cultura filipina de dignidad y de nacionalismo, Doña Rosa Sevilla de Alvero, muy atinadamente expuso lo dañino que es para los niños y los adolescentes filipinos de su Patria, el sistema de educación pública organizada é implantada por los WASP usenses desde 1900 con el dinero extorcionado de los contribuyentes filipinos a fin de imponer sobre ellos el idioma inglés como medio de explotación económica. Doña Rosa bien conocía la agenda neocolonial que los WASP de Estados Unidos de América empezaban a poner en ejecución sobre las nuevas generaciones de filipinos. Sabía que los White Anglo Saxon Protestants (WASP) de Estados Unidos iban a utilizar el mismo sistema educacional pagado por los contribuyentes filipinos para borrar de las nuevas generaciones todo recuerdo y consideración hacia los ideales de libertad e independencia de la Primera República de Filipinas, establecida en Malolos por su pueblo bajo el caudillaje del Presidente Emilio Aguinaldo y el General Antonio Luna. Sabía, como una de las redactoras del periódico LA INDEPENDENCIA fundado en 1898 en Malolos, Bulacán, por el mismo General Antonio Luna, que el asesinato de éste, por unos traidores filipinos que le rodeaban al Presidente Aguinaldo, fue planeado y llevado a cabo por los invasores usenses de aquel tiempo, --ya que los primeros que se beneficiaron de tal asesinato fueron los mismos militares usenses puesto que, al perecer el General Luna, las fuerzas armadas de aquella República Filipina, se desmoralizaron y perdieron, en lo sucesivo, en todos los campos de batalla. Doña Rosa bien se daba cuenta que el sistema de educación pública que los neocolonizadores usenses empezaban a imponer sobre la desprevenida juventud filipina era parte de su estrategia de invasión y conquista militar sobre las Islas Filipinas sopretexto de liberarlas de España cuando su fin era explotar sus recursos económicos a costa de las economías de los mismos filipinos. Doña Rosa Sevilla de Alvero no vivía ajena al Decreto Juntas Locales de Defensa, redactado por Apolinario Mabini y firmado, luego, y expedido el 13 de agosto de 1899 por el Presidente Emilio Aguinaldo para el conocimiento general del pueblo filipino. Las palabras de ese decreto reverberarían en la mente de Doña Rosa Sevilla de Alvero cuando, como una filipina heróica, condenaba como torpe y dañina la brutalidad de imponer a la fuerza el inferior, por antifonético, idioma inglés. "En la presente guerra contra las fuerzs americanas, no nos queda a los filipinos otro recurso sino defender a todo trance nuestra vida y nuestro hogar. Ceder sería entregarnos locamente a la merced de sus fusiles y cañones que no repetan la honra ni la propiedad y matan bárbaramente a mujeres y a niños. Manila es testigo de los más horrorsos atropellos: allí se han confiscado los vehículos, animales y ahorros de las familias invocando por única razón la guerra. Ellos declararon la guerra a España so pretexto de libertar a los pueblos oprimidos por ésta, y hoy esos mismos pueblos gimen esclavizados por la fuerza bruta. Han venido a título de campeones y libertadores, secundando nuestros esfuerzos en pro de la libertad, y después que los hubimos ayudado contra los españoles, se han aprovechado ellos sólos del fruto de la victoria. En manifiestos y proclamas han venido publicando que no deseaban otra cosa sino nuestra libertad, como nos han asegurado en la última conferencia donde nos dijeron que no habían de provocar un rompimiento con nosotros. Y habéis visto que cuando estábamos más descuidados, nos atacaron de improviso, bombardeando inhumanamente nuestros caserios de nipa, saqueando las casas y apoderándose de nuestro dinero y alhajas e inutilizando nuestras provisiones y cuanto fuera útil a la vida que no les sirviese a ellos; ---todo esto con el objeto de implantar aquí una dominación más irritante, más bárbara que al anterior, y hacerse dueños absolutos de este rico patirmonio de nuestra raza." Juntas Locales de Defensa, Malolos y Manila, a 13 de agosto de 1899. Tomado de las Memorias de la Revolución de Apolinario Mabini. La extensa tésis doctoral de Doña Rosa Sevilla de Alvero fue prefaciada por pedagogos y escritores filipinos en español que ya se habían pasado al campo enemigo del neocolonizador por pura supervivencia. Nos referimos a Rafael Palma y a Jorge Bocobo, que sirvieron de presidentes de la University of the Philippines, fundada en 1908 por el gobierno de ocupación militar usense que, para su igual supervivencia en estas islas, adoptó una política de semi-benevolencia para lograr poner en ejecución una guerra de genocidio cultural y lengual en contra de los mismos filipinos mediante el sistema educacional en inglés que luego imponía obligatoriamente pero a costa del mismo contribuyente filipino. Tras evaluar muy cuidadosamente los supuestos fines benévolos tras la implantación del sistema de educación pública y el resultado que dió, dicho sistema tal como lo aquilató luego, en 1925, la encuesta Monroe o la Monroe Educational Survey of the Educational System of the Philippines Islands, Doña Rosa muy científica y muy atinadamente llegó a las siguientes concluciones: "Y en efecto, el lenguaje inglés usado como medio de instrucción en Filipinas, entorpece en gran manera el desenvoilvimiento intelectual, moral, político, económico y hasta social de los estudiantes filipinos y es una rémora que obstruye la formación de su carácter y de su personalidad. (Página 39, Capítulo II, Critíca Sobre el Sistema Educaional en Filipinas, Manila, Imprenta de Santo Tomás, 1936). Por otro lado, no se debe olvidar que el sistema de escuelas públicas supuestamente organizado en el país por los misioneros Protestantes de Estados Unidos o los que son los sectarios WASP, fue, de hecho, un varniz costoso sobrepuesto por encima del anterior sistema de educación pública establecido por el gobierno español de Filipinas por el Decreto Educaional de 1862 espedido por la Reina Isabel II de España. Pero, cuando escriben y enseñan la historia de la educación en Filipinas siempre dan a entender que el anterior sistema español de nada valía, cuando es el mismo sistema que produjo a los intelectuales filipinos de los 1900. En cuanto a las razones que llevaron a Doña Rosa Sevilla a la conclusión devastadora que inevitablemente tuvo que formular, las explicaciones y el análisis que ella misma nos ofrece demuestran ser luminasamente aleccionadoras. "Porque el niño filipino tiene la desgracia de tener que hacer el ingrato trabajo de adquirir sus ideas a tientas, como un ciego, a través de los laberintos de un lenguaje para él totalmente desconocido; y precisamente en los primeros años de su educación, cuando sus facultades necesitan el sostén de un idioma conocido para despertar su atención, para avivar su curiosidad y para mantener su interés con el menor gasto y fatiga posibles para sus facultades todavía incipientes y poco aptas para tanto esfuerzo; por lo que se agostan y se malogran en flor sus mejores aptitudes en la época más feliz para la educación que es la infancia." "El niño necesita claras percepciones é ideas precisas de las cosas por medio de un lenguaje familiar y conocido para él. De otro modo, los primeros conocimientos que han de servirle como base en la formación de su carácter, como individuo y como pueblo, no tendrán consistencia porque faltaría la cualidad más precisa, la claridad. Sus ideas serían vagas é inexactas, sus juicios imprecisos é incorrectos, sus razonamientos defectuosos y erróneos y sus voliciones carecerían de firmeza y determinación. Todo buen pedagogo sabe que es absurdo y antipedagógico el enseñar por lo desconocido, lo difícil, lo incomprensivo. Todos saben que el método más racional y lógico es proceder de lo conocido a lo desconocido, de lo fácil a lo difícil y de lo comprensible a lo incomprensible, a fin de facilitar la adquisición de los conocimientos que necesita el niño acerca de sí mismo y del mundo que le rodea. Los niños filipinos tienen que afrontar un múltiple y árduo trabajo. Su atención tiene que esforzarse en decifrar los enigmas del idioma extraño y desconocido (el inglés) con que se le habla en la escuela, y tienen que tratar de comprender é interpretar, además de las lecciones que encierra, el concepto y el sentido de cada palabra; necesitan habituarse además á aprender su pronunciación, su acentuación, su estructura gramatical y su pronunciación; lo que representa para él una tarea diíicil, sino imposible. De allí el que el niño filipino se vea precisado a repetir por rutina y a confiar a su memoria lo que debe encomendar a su entendimiento; por lo que para él la educación se convierte en una simple repetición de sonidos incomprensibles. Y de ese modo tiene que abarrotar su memoria con palabras sin sentido ni significación que no se incorporan en su ideología porque no las asimila por incomprensibles; las cuales, en vez de servirle de ayuda, son un estorbo en su bagage intelectual, porque impide el desenvolvimiento de su juicio y de su raciocinio, anula su iniciativa, entorpece su poder de expresión, hace decaer su interés, mata su entusiasmo, debilita la acción de su voluntad, y desarolla en él un sentimiento de inferiodidad que el llena de desaliento y aniquila poco a poco su personalidad. (Páginas 38 y 39, Op. Cit.) Es increible tenerlo que aceptar, pero esta brutalidad que nos describe tan atinadamente la gran pedagoga filipina en Doña rosa Sevilla deAlvero es lo que exactamente ocurre hasta en el tiempo presente, en pleno año escolar 1999-2000 con la inmensa mayoría de los niños filipinos provenientes de hogares que no hablan inglés hasta la fecha. Pero, el neocolonialismo usense de los sectarios WASP es lo que se sigue imponiendo mediante la obligatoriedad del inglés sobre los niños filipinos hasta nuestros días. Hay sin embargo pedagogas filipinas, como una tal Profesora Eliza Pacqueo Arreza que señala el hecho de que el idioma inglés no es el idioma de la inmensa mayoría de los hogares filipinos por lo que es absurdo hablar y enseñar en inglés a los niños actualmente metriculados en la primaria. El nuevo secretario del DECS, el Brother Andrew Gonzáles ha lanzado, por otro lado, el experimento de una "lingua franca" donde ha ordenado el uso de los tres idiomas filipinos más extendidos (el tagalo, el cebuano-bisaya y el ilocano) como medios de instrucción en las zonas donde el pueblo lo tiene como su lengua. Pero, si en la enseñanza de estos tres idiomas se insista en imponer el alfabeto inglés, como si esto fuese el alfabeto filipino, ---en lugar del alfabeto Balagtás de 32 letras---, los niños filipinos quedarán dañados en su lógica y en su razocinio porque el alfabeto inglés es antifonético frente a los idiomas filipinos y se evita la silabicación de las palabras en el deletreo oral porque el alfabeto inglés no se presta con lógica a los ejercicios de deletreo y silabicación al estilo del catón, o la cartilla, de las lenguas filipinas. Pero continuemos con lo que nos dice la gran educadora filipina, Doña Rosa Sevilla de Alvero en perfecto español. En una observación hecha por la Comisión Monroe (de 1925), al hacer la comparación del adelanto del niño americano y el del niño filipino dice así: "The achievement of American children in Grade IV is not equalled by Filipino pupils in Grade VII, although they have been in school in the average more than eight years." Y añade más adelante, "The failure of the Philippine schools to teach boys and girls to read appears still more strikingly in the performance of fourth-year High School students. Seniors at the close of eleven grades of "academic" work read, by and large only as well as fifth grade American pupils." (1) Mas esta diferencia no implica precisamente inferioridad mental en el niño filipino, sino que es mas bien el efecto de las dificultades que encuentra en su desenvolvimiento intelectual por el lenguaje extraño que se emplea en su educación. En lo que respecta al atraso del niño filipino en la lectura inglesa es simplemente natural que así suceda, debido a la enorme diferencia que existe entre la pronunciación, enunciación, estructura y contrucción gramatical del inglés y los dialectos nativos. Y pensar, que debido á un error de apreciación, los psicólogos y críticos que desconocen estas circunstancias anormales de la enseñanza en Filipinas, llegan a sentar como un dogma la inferioridad racial, atribuyendo injustamente a la torpeza del "indio" su atraso en su estudios; cuando en realidad, es de admirar que los pobres niños filipinos no se vuelvan locos ante tan insuperables obstáculos que tienen que encontrar en los primeros años de su educación, por ese disparatado método de transmitirle los conocimientos en una lengua que es para él extraña, dificila y completamente desconocida. Con tal sistema se malogran los mejores años de la vida del niño, en vez de emplearlo fructuosamente en adquirir el conocimiento de sus deberes como hombre y como ciudadano a fin de desenvolver su carácter y desarollar su personalidad. Yo creo que es un verdadero crimen pedagógico lo que con el niño filipino se comete; y es por tanto deber de todo buen educador, el hacer todo el esfuerzo osible para remover esa rémora que entorpece el progreso y desenvolvimiento de un pueblo de más de 13,000,000 de habitantes. Ese era el número de filipinos en 1925. Ahora los filipinos son 75,000,000 y si la imposición por la fuerza del inglés no podía realizarse en 1925 con solamente los 13 millones, menos puede hacerse ahora con una población de 75,000,000 y con el DECS, la CHED y la Comission on Filipino insistiendo en someterse al neocolonialismo WASP y seguir imponiendo el inglés en vez de usar el mismo idioma de los filipinos, el tagalo. Sigamos con lo que dice Doña Rosa Sevilla de Alvero. Y lo peor del caso es, que después de que el pobre niño filipino haya vencido tantos obstáculos a costa de tan grandes sacrificios, se encuentra con que no le sirve gran cosa en lo sucesivo el idioma extraño que tanto le costó aprender, y tanto dinero y sacrificios ha costado al gobierno de su país. Basta echar una ojeada a las estadísticas escolares para probar esta afirmación. Según dichas estadísticas un 82 por ciento de la población escolar de las clases primarias deja la escuela al llegar al cuarto grado, ya para dedicarse a los trabajos del campo, ya para ayudar a sus padres en los menesteres de sus casas ó ya para aprender alguna industria ó trabajo que les sirva para mantenerse. Y esa deserción no lo podemos atribuir más que al poco interés que sienten por una enseñanza que les parece inútil, difícil éincomprensible. Y en efecto, ¿qué utilidad les acarreará el inglés que tanto les costó aprender en la escuela, si después tendrán que olvidarlo por falta de uso en los barrios lejanos en que tendrán que vivir arando el terreno, ó en el rincón de un hogar donde tendrían que usar tan solo su propio idioma o dialecto? ¿No hubiera sido más útil para el adelanto moral, político y social del niño, el enseñarle en su idioma nativo los principios fundamentales en que descansan sus deberes como individuo, como ciudadano y como ente social? ¿No hubiera sido mejor empleados esos primeros años de su educación, si se la hubiera enseñando por la lengua vernácula una sana orientación de sus ideales acerca de la vida, acerca de Dios y acerca de sus semejantes? ¿No hubiera sido mil veces más práctico hasta para su bienestar y prograso económico, hablarle en su propio dialecto de las cosas que necesita saber para ganarse honradamente la subsistencia, en vez de perder el tiempo, el dinero y el trabajo en enseñarles en una lengua extraña, sucesos, costumbres y tradiciones que no son de su propio pueblo y pronto tendrá que olvidar, porque no tiene relación alguna ni con su vida diaria, ni en el campo en donde tendrá que trabajar, ni en el hogar en donde no se habla absolutamente el inglés? Es verdaderamente un gran desacierto el emplear exclusivamente el inglés en las escuelas primarias, en vez de usar la lengua vernácula para enriquecer la mente, el corazón y la voluntad del niño con ideas, sentimientos y voliciones que tanta falta le hacen para desarrollar y forjar su carácter y su personlaidad, de modo que esté apto para vencer y triunfar en las luchas por la existencia. No se crea sin embargo, que no considero como inútil é innecesario el aprendizaje del inglés, antes al contrario, yo juzgo que su conocimiento, juntamente con el castellano y algún otro idioma oriental, el Japón y el Chino por ejemplo, sería de gran ventaja y utilidad para el filipino. Hemos subrayado esa frase sobre la enseñanza del castellano porque es precisamente lo que el DECS y la CHED no quieren incluir en los programas de estudios que dictan sobre el actual sistema educacional filipina pro puro prejuicio religioso porque han aprendido de sus sectarios mentores WASP que el castellano, o español, no se debe enseñar al niño y adolescente filipino a pesar de que la cultura filipina es hispana en fondo, cosa que no ha podido cambiarse a pesar de la vileza WASP de prohibir este idioma mediante sus programs inadcuados de estudios. Sigue Doña Rosa. "Lo que yo juzgo impropio y antipedagógico, es el que se emplee el inglés como instrumento en la enseñanza primaria de un pueblo que no lo habla ni lo entiende siquiera, y el que se prohiba el uso de sus nativos dialectos en las escuelas, hasta el extremo de que la adopción de su propio idioma como medio educacional sea considerada como un crímen que se proscribe completamente del curriculum de las escuelas del país." Los sectarios WASP y sus lacayos en el DECS y en el CHED prohiben la correcta enseñanza del tagalo en su alfabeto de 32 letras a la vez de prohibir el idioma español porque su meta traidora es solamente obligar tan solamente el inglés como si fuese el único idioma del mundo. La actitud que tienen frente al español y a los idiomas nativos, en los cuales han impuesto el antifonético alfabeto inglés, llega a la perversión y a la demencia de lo que debiera ser una sana educación filipina. Sería de desear que los legisladores y educadores del país comprendan la necesidad de derrogar tan absurdo procedimiento en nuestros sistemas de enseñanza, y se resuelva de una vez a adoptar el idioma materno del niño como el mejor instrumento para la transmisión de la herencia social de la raza, que es lo que constituye el principal objetivo de una verdarera educación. Doña Rosa bien sabía que la neocolonial educación WASP por la que se obliga de forma implacable el uso del inglés a exclusión del español, del tagalo, del bisayo y del ilocano, es una educación que va opuesta a la realidad social, económico y cultural de Filipinas. Y de allí ha nacido el terrible estado económico y social en la Filipinas de hoy se encuentra brutalmente sometida. Porque en efecto, si la educación es un proceso de adaptación social, es preciso que se emplee el lenguaje del niño a fin de conectarle con el pasado de su raza. La mayor parte de nuestros libros de enseñanza están escritos en inglés y están hechos expresamente, en su mayor parte, para niños americanos, y por tanto, le desconectan al niño filipino de su pasado y de las hermosas tradiciones de su raza, truncan el curso de su existencia como ente social, le hace vivir una vida artificial que no es la suya, se le acostumbra a un falso ambiente social, se despiertan en él ambiciones que están fuera de la órbita de sus posibilidades, y forman en él un sentimiento de inferioridad que será después muy difícil de desarraigar y que será más tarde el origen de sus fracasos y desventuras en la vida". (Páginas 40, 41 y42 Op. Cit.) Pero todo lo que Doña Rosa escribió fue ignorado por los Secretarios de Educación desde el año en que se publicó su tésis. Lo terrible es que hasta en el tiempo presente, en el año 2000, los mismos defectos del sistema de educación persisten porque se insiste en perpetuar su principal defecto: la imposición del idioma inglés como medio de instrucción con la exclusión de la enseñanza regular del idioma español como asignatura general desde los grados ínfimos hasta el nivel universitario, y, para colmo, el sabotaje que encierra la dura imposición del alfabeto inglés en el fonético idioma Tagalo para que este idioma nunca pueda sustituir al inglés como medio de instrucción. El idioma inglés, hasta estas alturas, no solamente es un vil instrumento de un vil neocolonialismo explotador. Se ha añadido otro atributo. El de ser un monstruoso obstáculo a la misma educación de los niños y adolescentes filipinos.
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