ESPAÑA Y SU LEGADO: Recordando las palabras de Claro M. Recto

Tony P. Fernández

En 1965, el Congreso de Filipinas aprobó una ley para intensificar el estudio del español en las escuelas, colegios y universidades para dar más empuje al movimiento hispanista-la conservación del idioma- en el país, Este tema de la permanencia del idioma español en nuestra patria y con él nuestra cultura nacional, es una cuestión muchas veces planteada y discutida que al parecer no ha sido resuelta definitivamente hasta ahora.

Mirando atrás, y frente a la oposición y hasta desdén de muchos filipinos al idioma español, que ahora se escribe y se habla cada vez menos, me place recordar el llamamiento y defensa del idioma castellano que dirigió al pueblo filipino, el formidable e indiscutible Adalid del Hispanismo Filipino de todos los tiempos, el Senador Claro M. Recto, que en uno de sus discursos sobre el idioma dijo lo siguiente:

 Nos preguntan y no acertamos a dar cabal respuesta, hasta donde nos hemos afanado en formar opinión sobre el verdadero concepto de nuestro hispanismo, para de ese modo deshacer las estupidas patrañas y fantasmagorías que han creado en nuestro ambiente un vivéro de prejuicios y malquerencias. Nuestra lasitud y complacencia han sido causa de que la mala fe de unos pocos haya tomado ventaja de la candidez de los más con mengua y deterioro de nuestra posición.

La propaganda adversa se ha puesto a desfigurar hechos y conceptos con la maligna y torcida insinuación de que nos mueve el afán de imitar instituciones y sistemas políticos propios del temperamento peculiar de los españoles y del momento actual de España, cuando no un diletantismo infecundo y trasnochado por cosas de España de los días coloniales, o la afición morbosa por una literatura que conceptuan, en la osadía de su ignorancia, o en la miopía de su incomprensión, debíl y sentimental, que encubre bajo una opulencia de palabras inanidad y penuria de pensamientos, o la nostalgia de un pasado lejano poblado de fantasmas históricos, que no volverá. Hasta nos juzgan culpables de traición a los ideales por los que Rizal y otros patriotas de su tiempo hicieron labor de propaganda y construyeron un cuerpo de doctrina política y llevaron hasta el cadalso, íntegra y pura, la esencia de su fe.

Los cargos son falsos de toda falsedad, eso lo sabemos, y por eso, es preciso, con precisión, inaplazable, inculcar en la mente de nuestro pueblo, y de la juventud, en particular, el concepto de que, aparte la vaguedad del vocablo, nuestro hispanismo, en punto a finalidad, y como aspiración y propósito, poco tiene que ver con España, y mucho con nosotros mismos, porque el español, por cuya conservación y difusión luchamos, que a eso se reduce a fin de cuentas nuestro hispanismo, es algo que ha llegado a ser nuestro propio, consustancial, por fuero de historia y de espiritualidad, por razones de presente y por exigencias del futuro, que sin él quedará grandemente menguado el inventario de valores de nuestro patrimonio cultural y desconyuntada toda prefiguración del futuro de nuestra nacionalidad.…**

Por boca pues de unos de los más insignes hispanistas de Filipinas, y al dirigirse al pueblo filipino, Claro M. Recto, invariablemente defiende nuestro hispanismo, considerándolo como ‘cosa nuestra’. “Filipinas ama a España por su Legado”, tal fue el tema que desarrolló Claro M. Recto durante toda su vida privada y pública. Un tema que debería ocupar a muchos jovenes filipinos de hoy que profesan devoción al idioma español y su conservación para las generaciones venideras.

A esos que rechazan el elemento hispánico en nuestra cultura nacional, habría que recordarles que toda cultura es híbrida. Además ¿por qué negarlo o evitarlo? ¿Queremos reemplazar esta preciosa herencia? ¿Con qué? En el momento mismo que los conquistadores de Magallanes pisaron el territorio de Filipinas nació una nueva cultura. ¿Quién iba a imaginar que del contacto de Magallanes y los tribus de Humabon que salieron de sus casas de nipa*, iba  a nacer la cultura filhispana?

Sin embargo, triste es admitirlo, desde que Recto hizo el discurso que dirigió a sus compatriotas en 1965, sus palabras y su llamamiento, al parecer no han llegado a los oídos de los filipinos, pues hoy la situación del idioma español en Filipinas no es nada alentador, a pesar de que han nacido sociedades de iniciativa filipina sin otro objeto que el conservar el castellano. Debemos también señalar que en nuestra Constitución, el idioma español ha dejado de ser como lengua oficial juntamente con el inglés. Y en lo tocante, a su enseñanza, hoy el estudio del castellano queda a la voluntad del alumno, que lo puede escoger o sustituir por otro idioma extranjero.

Tal es el retrato fiel de la situación del idioma castellano en nuestro país. Lo cual no quiere decir que el movimiento hispanista ha muerto, puesto que durante estos últimos años, éste ha dado señales de vida y resurgimiento en nuestro país, gracias a los jovenes filipinos que hoy defienden y afirman su deseo de conservar y de no abandonar nuestra herencia hispánica.

Por último, en dicho discurso que pronunció Recto en su prosa clara y llana también dijo lo siguiente:

Un día que no es lejano, me iré a España llevando en el corazón un relicario de afectos y emociones, y en la mente el recuerdo imborrable de épocas lejanas y fastos gloriosos, y en las manos un vaso “de insigne devoción” que encierra la esencia de lo más noble en este predio familiar; y les diré a mis hermanos españoles que el idioma de Cervantes tiene raíces profundas en la historia de nuestro nacionalismo que no se pueden arrancar sin falsear su sentido, tiene raíces profundas en nuestro corazón que no se pueden arrancar sin hacerse éste pedazos, y tiene asimismo raíces profundas en nuestra alma que no se pueden arrancar mientras haya un templo en nuestras ciudades y pueblos, y en cada templo una cruz y, coronándola, como un halo de resplandor perenne, la divina promesa de que al otro lado del calvario están la resurrección, la gloria y la eternidad.**

En 1960, Recto salió de Filipinas para emprender su ansiado viaje a España y la América Española como Embajador Extraordinario y Enviado Cultural para dar varias conferencias. Por desgracia, estando en Roma camino a España, sufrió un ataque cardíaco que puso fin a su fecunda y brillante vida literaria y política, el dia 2 de octubre de aquel año.

Para concluir, permitidme relatar lo que observé en una reunión durante la visita a Ottawa de la Presidenta Gloria Macapagal Arroyo, el año pasado. En dicha reunión, estaban varios senadores filipinos, entre ellos el Senador Raffy Recto, nieto de Claro M. Recto. Os digo que fue una sorpresa lo qué pasó. Cuando el embajador filipino de Canadá, Francisco Benedicto me presentó al Senador Raffy Recto, le hablé en español, pero el nieto me dice: “Perdóname, pero no hablo español.” “Por Dios!” me dije a mí mismo, “¡Quién iba a pensar que el nieto de Recto no hable el castellano!” Por eso, estoy convencido que el idioma español, que heredamos de nuestros padres, va desapareciendo con los hijos de nuestros hispanoparlantes que en su mayor parte solo chapurrean el idioma de Rizal y Recto.

NOTAS:

*La palabra “nipa” se refiere a caseríos de los indígenas.

**El fragmento de este discurso de Recto lo tomé de El Debate de Manila en su edición del 8 de febrero de 1966.