Miguel López de Legazpi, Conquistador de Filipinas Por Enrique Yarza Rovira [ En la nota que adjuntó Dr. Yarza Rovira con este artículo, me dijo: Estimado amigo D. Edmundo: Le reenvío aquí el artículo que quise compartir con mis hermanos filipinos acerca de Legazpi, el fundador de la patria filipina. Como Ud. verá fue un conquistador benévolo si lo comparamos con los demás de su tiempo. Le reitero que es una transcripción de la Enciclopedia "Los Vascos y América", no pertenece a mi autoría. Quise compartir estos datos sobretodo para que se destierre de una vez y para siempre la tan penetrada idea de "kruel kastilla" que tienen los filipinos de España. Una consulta: desde la Real Academia Filipina no se podría hacer partícipe a España de la reinstauración del español como idioma oficial. Yo creo que España tiene el peso económico suficiente y la responsabildad moral ante toda la hispanidad de llevar a cabo esta empresa. Me interesaría saber qué pasos está dando España a tal fin. Un fraternal abrazo, Enrique Yarza Rovira, 23 de Agosto de 2001] Estoy leyendo una obra muy interesante "Los Vascos y América" de la Editorial Espasa Calpe, en homenaje a los 500 años del Descubrimiento de América. En esta gran enciclopedia de España y América (Editores GELA S.A Espasa-Calpe, Sevilla 1990) hay muchas referencias sobre las Filipinas que me gustaría transcribir. Aunque esta prestigiosa publicación tiene por cometido resaltar la importancia de los vascos en América, hay referencias también a Filipinas. A mí personalmente me llega muy de cerca el tema vasco ya que mi abuelo paterno era originario de Oñate, Guipúzcoa. Además tengo algunos otros ancestros vascos y hasta me remonto a la época de la conquista. Todo esto gracias a la ciencia genealógica. Realizando una "composición étnica" de mis ancestros, descubro que llevo un 55% de sangre española, un 25% italiana (mi abuela materna era nieta de italianos), un 15% portugués, y un 2% aproximadamente de sangre nativa o aborígen, la mayoría de esta ascendencia en el período de la conquista. Sería muy relevante e ilustrativo propagar la disciplina genealógica entre los filipinos. Allí nos enteraríamos de la cantidad de sangre hispánica que corre por las venas de nuestros hermanos. EL INTERES DE ESPAÑA POR LAS FILIPINAS. Volviendo al tema de Filipinas y su primera historia, esta publicación menciona muchos datos y hechos resaltables. Además de las expediciones de Magallanes -descubridor de las Filipinas- y Elcano de 1519-1522, ninguna otra expedición había logrado asentarse en tan remotas tierras. Fue así que el rey Felipe II en 1559 siente el íntimo deseo de extender su dominio sobre aquellas privilegiadas islas. Se convino que Miguel López de Legazpi, guipuzcoano y residente en México, acaudillara la expedición. La preparación lleva varios años. La armada está integrada por 5 naves, construidas en México. Las tripulan 380 hombres. Ninguna mujer. Salen del puerto de Navidad de México el 21.11.1564. En febrero de 1565, el alférez mayor, Andrés Ibarra, vizcaíno, toma posesión de las islas de Samar en nombre del rey Felipe II. El 27 de abril desembarcan en Cebú. Allí fundan la villa de San Miguel, que es quemada por los indígenas. Legazpi coloniza y pacifica. El proceso es largo. Bautiza el archipiélago como islas Filipinas, en honor a su rey. Funda Manila en la isla de Luzón el 24.6.1571. Las instrucciones se cumplen y con poco derramamiento de sangre. España, al igual que en México y Sudamérica promovió también en Filipinas las lenguas indígenas. Y la evangelización, como no podía ser de otra manera, fue realizada en las lenguas nativas. El presbítero Juan de Zumárraga en México fue un gran defensor de las lenguas indígenas. A él se debió la introducción de la imprenta en México en 1539. La primera obra que se tiene noticia escrita en el Nuevo Mundo fue de su autoría: "Breve y más compendiosa doctrina christiana en la lengua mexicana y castellana". Al respecto sostenía "Este sol que vemos no es tan común ni tan comunicable a todos, como es la doctrina de Jesucristo, y a ninguno por ninguna manera aparta de sí, si él mismo no se aparta, no queriendo gozar de tanto bien. No apruebo la opinión de los que dicen que los idiotas no leyesen en las divinas letras traducidas en la lengua que el vulgo usa,k porque Jesucristo lo que quiere es que sus secretos muy largamente se divulguen, y así desearía yo por cierto que cualquier mujercilla leyese el Evangelio y las Epístolas de San Pablo...". En fin de cuentas, Zumárraga amaba las lenguas vernáculas. Hago estas precisiones previas a la historia mexicana ya que de allí partió el contingente conquistador y evangelizador de las Filipinas. LA FIGURA DE MIGUEL LOPEZ DE LEGAZPI. CONQUISTADOR DE FILIPINAS. Pero, volviendo a nuestro objeto, quién era Miguel López de Legazpi?. José María Busca Isusu, biógrafo de Legazpi escribía así: el monum"No fue el conquistador de su época. Maduro ya y con buena posición económica se aventuró a la conquista de las Filipinas dejando su capital en empeño...prototipo de conquistador humano, es uno de los poquísimos conquistadores a quien honran en el lugar de sus conquistas, donde se respeta el monumento erigido a su memoria". (Trabajo editado por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián en la Colección "Pueblos de Guipúzcoa", 1970). Para buscar la "vuelta del Poniente" se articula todo un plan de conquista, que nada tiene que ver con las expediciones codiciosas e improvisadas de la primera hora. Ahora todo debe estar regulado y previsto. Así surgen las llamadas Instrucciones, auténtico Cuerpo legal o Código. La Real Audiencia de México entregó a Miguel López de Legazpi el importante documento en el sentido que para ejecutarlas se necesitaba un respetable y respetado hombre de leyes. (Las Instrucciones están publicadas en la Colección de Diarios y Relaciones para la historia de los Viajes y Descubrimientos, Instituto Histórico de Marina, Madrid, 1947). La relación entre los soldados, marinos y demás miembros de la expedición con los naturales e indígenas, fue objeto en este viaje de una cuidadosa ordenación. Recordemos el bando que dictó el capitán general al llegar a las Islas de los Ladrones y que luego fue repitiéndose en casos análogos: "Nadie podía saltar a tierra sin licencia. Debían guardarse de agraviar a los naturales en sus personas y en sus cosas. No debían dar ni contrastar cosa alguna como no fuera por mano de los oficiales de S.M. que tenían cargo de ello...". El relato de las expediciones de Legazpi y los suyos; de un avance progresivo, isla a isla, en aquel intrincado complejo insular; de sus tomas de posesión, en nombre de la Corona, de aquellas tierras del otro lado del mundo; de sus fundaciones de nuevas ciudades, etc, está repleto de matices de cortesía de delicadeza, de atención y de diplomacia. Dejando al margen la puntual historia de una conquista, la anécdota y el dato concreto, deseamos en esta semblanza de Miguel López de Legazpi sacar las conclusiones finales de la vida de un gran hombre, de un prudente escribano vasco, que después de dedicar tres cuartas partes de su existencia a servir con la pluma a su rey a su Dios y crear una familia cristiana, abandonó todo para navegar, conquistar y gobernar las tres mil islas de un archipiélago inmenso. Ante todo nos interesa resaltar su estilo particular, completamente nuevo en las conquistas. Un hombre que gobernó con el ejemplo de su sobriedad, de su serenidad, de su espíritu de justicia, de su pacifismo a ultranza, de su falta absoluta de codicia, de su desprendimiento y generosidad. Es significativo y revelador el párrafo que escogemos de una carta que él mismo dirige a su Rey y que explica la forma en que conquistó la isla de Luzón y su actutud en la empresa: "...procurando que a la pujanza del Capitán valeroso no cediese un ápice la rectitud del Magistrado ejemplar". Legazpi fue el más pacífico de los conquistadores, dio más de lo que recibió y llevó lo mejor que tenía. Evocar su figura es abrir las puertas a la fraternidad hispana mundial. EL ENTORNO FAMILIAR DE MIGUEL LOPEZ DE LEGAZPI. HOMBRE DE LEYES Y CONQUISTADOR MAGNANIMO. Una vez reseñada su obra nos resta por develar los orígenes familiares de esta colosal figura hispano-mexicano-filipina. En la casa solar de Legazpi-Jauregui, aún en pie junto al río Urola y en el pueblo guipuzcoano de Zumárraga, unido en ese momento a la Alcaldía Mayor de Areria, nace entre 1509 y 1510 un segundón más de una familia vasca: Don Miguel López de Legazpi. Sus padres: Juan Martínez de Legazpi y Aguirre, capitán primero al sercicio de S.M en Italia, escribano real y alcalde mayor de Areria; y Elvira de Gurruchategui. La linaje Legazpi o Legazpia, según Juan Carlos Guerra, "Padrón histórico de Guipúzcoa", 1928, pertenece a una antigua familia vasca derivada de la Balda de Azcoitía y establecida en Zumarraga, Guipúzcoa, donde erigieron la casa-torre de Legazpi-Jauregui y usaron los de este linaje indistintamente los apellidos de Legazpi Zumárraga. El primer varón de quien hay memoria fue Bernat Ibáñez de Legazpia, que vivió por los años 1320. En cuanto a los ancestros de nuestro biografiado, comenzaremos por su bisabuelo paterno paterno: D. Juan López casado con María Martín López de Legazpia, vecinos de Zumarraga en 1464. Fue hijo de este matrimonio D.Pedro López de Legazpi, señor del palacio de Legazpi-Jauregui, vecino de Zumarraga y Escribano del Rey en la alcaldía de Arería en el año 1470. Casó con Da.Jordana de Aguirre, hija de Pedro López de Aguirre Garibay, vasallo del Rey, y de Da.Gracia de Sasiola, señores del palacio de Aguirre en Gabiria. Fruto de este tálamo fue Juan Martínez de Legazpi, progenitor de nuestro conquistador filipino. Al igual que su padre fue señor de Legazpi-Jauregui, Escribano del Rey y Alcalde mayor de Arería en 1525. Casó por el año 1500 con Da.Elvira de Gurruchategui, de la casa de Barrenola o Bengolea en Legazpia. En este hogar nació D.Miguel de Legazpi. Su hermano mayor Pedro López de Legazpi, por razones de primogenitura, heredó el mayorazgo de Zumárraga, y Miguel como segundón tiene el camino obligado de las armas, la Iglesia, el mar o la pluma. Sus primeros años, hasta 1526 transcurrieron en su tierra natal, hasta que opta por la emigración a América. En esos años emigraba para México (Nueva España) el franciscano durangués, y luego obispo de México, el ya citado fray Juan de Zumárraga. Un año antes de partir para México, donde aparece ya en 1528, fue recibido como escribano real de una de las tres alcaldías mayores de Guipúzcoa, Arería. Ya en México, en el año 1528, nuestro biografiado parece continuar como escribano durante algún tiempo al servicio del Cabildo o Ayuntamiento, figurando incluso como alcalde ordinario. En México casó con Da.Isabel Garcés con quien tuvo entre sus nueve hijos a: 1) Teresa de Legazpi- Casada con Pedro de Salcedo, padres de Felipe y Juan de Salcedo que militaron con gloria en la conquista y colonización de Filipinas. 2) Melchor de Legazpi- Adelantado mayor de Nueva España (México). Casó en la Catedral de México en 1572 con Da. Luisa de Albornoz y Acuña. Este hijo Melchor dirige una memoria suplicante al rey ante la triste situación a que llegó la familia tras su entrada en la dura empresa de la expedición a Filipinas: "A vuestra Alteza le consta cómo viviendo mi padre en la ciudad de Méjico en mucha quietud y sosiego y teniendo buenas haciendas y muy bien de comer, se dispuso a venderlo todo y dejar sus hijos y casa en solo el amparo y protección real para hacer como hizo en nombre y servicio de vuestra Alteza la jornada de las islas del Poniente con el cargo de Gobernador y capitán general en que ha servido y hoy sirve a vuestra Alteza en dichas islas siempre a su costa sin habérsele dado ayuda de costa ni salario alguno". Como se desprende del testimonio de su hijo, D. Miguel de Legazpi emprendió la conquista de las Filipinas con total prodigalidad y sin esperar ninguna retribución a cambio. Y en las Filipinas, a diferencia de América, no había oro ni metales preciosos con que enriquecerse. Este espíritu mesiánico y emprendedor de Legazpi, tan común en el alma hispánca y su anhelo de propagar la fé católica, permitió el surgimiento de una nueva entidad política: las Filipinas. Con estas palabras culmino la síntesis de vuestro conquistador D.Miguel de Legazpi que pretendí oportuno compartir con todos Uds. Como reitero es una transcripción de la citada obra de Los Vascos y América. Es sumamente sorprendente la coincidencia histórica entre los procesos conquistadores americano y filipino. En efecto, fue España quien unificó estas islas y les brindó su fé, su lengua y su civilización. La misma y singular obra fue realizada en Canarias y en América. Por supuesto que en toda conquista siempre hay abusos. Pero hay que distinguir bien los tres actores fundamentales de la conquista: la Corona castellana a quien pertenecían todas estas tierras, la Iglesia y los conquistadores. Era la intención de la Corona propagar la fé y lograr el vasallaje de las poblaciones conquistadas. Los aborígenes americanos y filipinos eran considerados como parte del Reino castellano, nunca en ningún documento se habló de colonias o factorías y la empresa civilizadora fue desarrollada minuciosamente por la Corona castellana con los auxilios del clero, a quien fue cometida la evangelización, de los escribanos, de los gobernadores y demás funcionarios administrativos dependientes de la Corona. Es verdad que el espíritu ambicioso de muchos conquistadores, en especial en Perú y México, desvirtuaron las intenciones primigenias del Descubrimiento. Pero al menos las mismas fueron denunciadas y repudiadas. Existió en América un cuerpo monumental de Digestos y Leyes de Indias que protegían al indígena, aunque muchas veces eran letra muerta. Por eso se levantaron voces denunciando estos abusos que tanto perjuicio ocasionaban a los nativos. Tenemos en nuestro haber personajes como Fray Bartolomé de las Casas, Suárez, Vitoria, y tantos otros que narraron los oprobios y sadismos cometidos por los conquistadores. También es justo precisar, que no todas las tribus eran pacíficas y respetaban a sus vecinos. El imperio azteca sometía a una inmensidad de etnias que espontáneamente se levantaron en armas aliándose con España. Cómo podría ser sino que tan solo 150 españoles casi desarmados lograran ocupar Tenochtitlan (ciudad de México) y vencer a los aztecas. Hay un dicho en México que dice "la conquista fue realizada por los indios y la independencia por los españoles". En efecto, la independencia de 1821 fue una conquista de la oligarquía criolla, descendiente de españoles, como en toda Hispanoamérica. Hoy nos enfrentamos a la leyenda negra antiespañola, leyenda que utilizó la misma materia prima que las denuncias de Las Casas y tantos otros sascerdotes defensores de los indígenas. Aún hoy, en forma deformante, una suerte de "historia oficial" oculta la grandeza excepcional de España y su obra civilizadora sin parangón en la Historia Universal. Acaso yo pregunto: ¿dónde está el mestizo de inglés y nativo estadounidense, o la fusión de razas entre el holandés y el indonesio, o entre el francés y el aborígen canadiense?. Simplemente no existe, o si existió lo fue como un fenómeno excepcional. Para los ingleses "el indio bueno era el indio muerto". Su imperio colonial se basaba fundamentalmente en la explotación de materias primas realizadas por particulares: por ejemplo la West Indian Company. Allí nada tenía que ver la fé anglicana ni su civilización. El legado británico se encuentra en los Dominios: Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia y parte de Sudáfrica. Pero aquí estamos hablando de pueblos trasplantados, segun la clasificación del citado antropólogo Ribeiro. No hubo ni existió una política de fusión de pueblos, sino de exterminio o marginalización del nativo. Sólo en Hispanoamérica y en las Filipinas se llevó a cabo un mestizaje que combinaba la población autóctona con el nuevo aporte colonizador español. Y de esa fusión de razas y culturas nació el nuevo continente: América y las Filipinas, que constituyen un pueblo nuevo al decir del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, que tienen el común denominador de la fé católica y la lengua española. En América Hispana tendrá lugar la creación de "la raza cósmica" al decir del autor mexicano Vasconcellos. Sólo aquí se han intermezclado y cruzado todas las civilizaciones de la Humanidad: negros, indios, europeos y asiáticos. Lo que marca la singularidad de la hispanidad es la síntesis de culturas y la riqueza espiritual de nuestros pueblos. Como decía el famoso historiador inglés Arnold Toynbee "se lo debemos a España y no a nosotros". Confío con mi humilde aporte haber llegado a despertar la hispanidad subyacente en todos nosotros y a desterrar la falsa idea de "kastilla cruel" tan arraigada en los filipinos. Este recelo inconsciente los aliena de nuestra lengua y cultura y los priva de su pasado y sus raíces. Como decía el gran poeta D.Miguel de Unamuno (1864-1936): "La sangre de mi espíritu es mi lengua y mi patria es allí donde resuene soberano su verbo, que no amengua su voz por mucho que ambos mundos llene".
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